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entrevista a Françoise Barré-Sinoussi

“El VIH es una herramienta para que la ciencia avance”

La descubridora del virus se muestra preocupada por que la sociedad se relaje en la lucha contra la enfermedad: “El sida no ha terminado”

Pablo Linde
Françoise Barré-Sinoussi, premio Nobel de Medicina 2008, en Vancouver.
Françoise Barré-Sinoussi, premio Nobel de Medicina 2008, en Vancouver.Marcus Rose (IAS)

"Nunca antes la ciencia y la medicina han sido tan rápidas a la hora de descubrir, identificar el origen y aportar tratamiento para una nueva enfermedad". Con esa frase, el comité del Premio Nobel reconoció en 2008 el hallazgo del virus del sida. Todo comenzó en el año 1983, cuando Françoise Barré-Sinoussi (París, 1947) publicó en la revista Science el descubrimiento de un retrovirus que después se conocería como VIH. Siete años después de recibir el galardón junto a Luc Montagnier, la científica francesa analiza el pasado, presente y futuro la lucha contra la enfermedad en la conferencia internacional que se celebró la semana pasada en Vancouver.

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Pregunta: ¿Cómo cambia la vida de un investigador tras recibir el premio Nobel de Medicina?

Respuesta: Estás más ocupada, recibes varias invitaciones todos los días para conferencias, para participar en consejos de asesoría científica… Pero recibí el Nobel a cierta edad, con mi laboratorio establecido, con investigadores seniors... Si lo que pregunta si es más fácil recibir fondos para investigación, la respuesta es no. De hecho, tengo una anécdota: el primer año tras el premio, uno de mis científicos solicitó una ayuda para un programa de investigación, obtuvo la máxima nota y no fue aceptado. Entre otras cosas nos respondieron que era un excelente proyecto, pero que, como seguramente tendríamos mucha financiación por el Nobel, preferían dárselo al segundo. Así que de hecho sucede lo contrario.

P. ¿Imaginaba la dimensión que adquiriría la epidemia de sida cuando descubrieron el virus?
R. No, en absoluto. Éramos muy ingenuos en 1983. En mi país había 50 pacientes identificados con síntomas de sida. No conocíamos todavía el perfil de la epidemia en África. Nos dimos cuenta de lo que pasaba allí entre 1985 y 1986. Entonces comenzamos a ver su dimensión. Empezamos a recibir datos que mostraban una alta prevalencia de la infección. Así que hasta dos años después del descubrimiento, no nos dimos cuenta de que era algo terrible.

P. Poco después de recibir el premio aseguró que el mundo se estaba relajando en la lucha contra el sida. ¿Seguimos relajados?

R. Digamos que me preocupa que quienes toman las decisiones ven ahora que VIH es una condición crónica en pacientes en tratamiento, así que piensan que debería ser considerada como cualquier otra enfermedad crónica y que no debería tener un presupuesto especial. Esto es crítico y me preocupa. Es verdad que se puede vivir con VIH, pero a largo plazo hay una proporción de personas que desarrolla otras enfermedades, como cáncer. Persisten muchas cuestiones que no están resueltas, incluso vemos que hay sitios donde están rebrotando las infecciones. El sida no ha terminado. Así que mi preocupación sobre la relajación se debe a que algunos políticos no lo tienen en su agenda, la sociedad sabe que hay un tratamiento... Me preocupa que las nuevas generaciones se vuelvan a contagiar y que quien está en terapia no la siga, con lo que esto supone para ellos, la resistencia que el virus puede adquirir, los contagios. Además, los avances que se están haciendo gracias al sida, como la investigación sobre los anticuerpos, puede servir por ejemplo para curar el ébola y para otros campos. El VIH es una herramienta para avanzar en la ciencia.

Si por cura entendemos la remisión del virus, creo fuertemente que la tendremos algún día

P. En el congreso de Vancouver ha firmado un consenso que enfatiza el tratamiento de la como prevención para luchar contra el sida. ¿Será clave para vencer a la enfermedad?

R. El tratamiento temprano está claro, tenemos los datos que muestran sus beneficios para los pacientes, la esperanza la vida aumenta, sabemos que se produce menos transmisión, así que el beneficio es doble. Todos tenemos que apostar por el tratamiento temprano pero. antes que eso, lo que hay que impulsar la detección. Este es para mí el principal problema, la proporción de gente que es positiva y no lo sabe es muy alta y no se pueden beneficiar del tratamiento porque no son conscientes. Cuando van al hospital es tarde; para ellos y para quienes ya han infectado.

P. También se apoya fuertemente en este congreso el tratamiento profiláctico (PReP) para grupos de riesgo, que consiste en tomar una pastilla diaria para evitar el contagio.

R. Sí, soy favorable al PReP. Los datos están claros y en este congreso se han añadido nuevos. Lo veo como una herramienta adicional de prevención para que la gente que está asumiendo riesgos pueda protegerse de la infección. No diría que que es la solución, pero es un complemento que debe combinarse distintas aproximaciones: educación, comportamiento, uso de condones, circuncisión.

P. ¿Es realista la aplicación de esta terapia en personas sanas dentro de los países en desarrollo, teniendo en cuenta que en algunos de ellos la mayoría de los infectados ni siquiera recibe medicación antirretroviral?

R. Hoy no se está usando en los países en desarrollo, pero creo que se debería considerar en ciertas circunstancias. No para todos, sino para ciertas situaciones. Ahora se está utilizando sobre todo para hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, pero también es una oportunidad para las mujeres, para que prevengan el VIH en estos países.

Hasta dos años después de descubrir el virus no nos dimos cuenta de que era algo terrible

P. Usted pone siempre como ejemplo en la lucha contra el sida a Camboya, que es el país que más ha reducido las infecciones en su región y que tiene un ambicioso programa. ¿Cuál es la clave allí?

R. Tengo una fuerte relación desde hace años con Camboya. Es buen ejemplo porque cuentan con liderazgo, que es clave. Han desarrollado un eficiente programa de VIH, con gran acceso de la población y diagnosis. Y se pueden ver los resultados. Así que el liderazgo es muy importante para la respuesta al VIH. Pero no es el único país. En Senegal, por ejemplo, la incidencia es baja. Siempre me gusta recordar que en Dakar la prevalencia de la infección es más baja que en Washington DC.

P. ¿Por qué?

R. Por la respuesta rápida del Ministerio de Salud de Senegal contra la epidemia y su fuerte programa. Otra vez, liderazgo.

P. Los contagios de sida han decrecido y ahora la ONU se propone como meta acabar con la epidemia para 2030. ¿Es realista?

R. Si quieres estar lo más cerca posible de lo que todos esperamos, tienes que ponerte altos objetivos, es la mejor forma de hacer progresos. No sé si se conseguirá, nadie lo sabe, pero es importante una meta ambiciosa.

P. ¿Ve una cura a la enfermedad en el horizonte?

R. Depende de la definición de cura. Si entendemos una remisión perdurable del virus, creo fuertemente que la tendremos algún día. No me preguntes cuándo, porque no lo sé, nunca se sabe en ciencia algo por anticipado.

P. El Instituto Pasteur ha presentado en este congreso un caso inédito de una niña que contuvo el virus tras dejar la medicación. ¿Qué puede suponer este hallazgo?

El tratamiento temprano es fundamental, pero más aún es el diagnóstico. Sin él no hay terapia

R. Es difícil hablar del trabajo de Asier [Sáez-Cirión, investigador principal del estudio], que viene de mi laboratorio. La gente podría pensar que no soy objetiva. Es solo un caso, pero a partir de ahí es cuando podemos desarrollar programas, hipótesis y averiguar el mecanismo por el que es capaz de controlar el virus. Podemos definir los marcadores para predecir en el futuro qué pacientes pueden parar el tratamiento. Esos marcadores no los tenemos hoy. La ciencia funciona así: observas, construyes un programa de investigación, ensayos clínicos y tratas de identificar los mecanismos que hay ahí.

P. ¿Por qué es tan difícil encontrar una vacuna contra el VIH?

R. Podría preguntar: ¿por qué es tan difícil contra malaria, contra el cáncer, contra la hepatitis C? No es especial para VIH, tiene que ver con construir una vacuna, en general. Necesitamos más investigación en inmunología para entender qué señales debe inducir la vacuna para activar la protección.

P. ¿Cree que la veremos?

R. Yo soy científica, solo creo en los datos. Pero puedo decir que todavía tenemos que hacer progresos. Se están produciendo avances tecnológicos que serán muy útiles para conseguirlos, como las nuevas tecnologías que ayudarán a los progresos para las vacunas, como la biología de sistemas, el big data. Aprenderemos mucho de ellas, pero no sé si veremos una vacuna.

Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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