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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una nueva revolución en la industria musical

Apple Music lanza un nuevo servicio, que funcionará como una radiofórmula global

Rosario G. Gómez

Enflaquecida por las descargas online y apaleada por piratería, la industria discográfica tiene la vista puesta en el poderoso actor que hoy salta a escena: Apple Music. El imperio de la manzana se lanza a la conquista del mercado de la música en streamingun mes después de que el legendario productor estadounidense Jimmy Iovine presentaba la plataforma que funcionará como una radiofórmula global y estará permanentemente sonando al alcance de usuarios de un centenar de países. Eso sí, pagando.

Durante los tres primeros meses, Apple quiere dar a conocer su servicio y lo ofrecerá gratis para quienes se apunten. El coloso de San Francisco pensó que si en esta fase de prueba no cobraba a sus futuros clientes, tampoco debía pagar a los autores e intérpretes de la música que sonará en su nueva ventana. Y así habría sido si la cantante Taylor Swift no hubiera alzado la voz. La amenaza iba en serio: si los músicos no cobraban retiraría 1898, su último álbum, del servicio. Los promotores de Apple Music observaron de cerca el envite. Comprendieron que captar abonados a costa del trabajo de los artistas no era una estrategia que generara mucha simpatía. De modo que no les quedó más remedio que dar marcha atrás: “Apple pagará a los artistas por el streaming incluso durante el periodo de prueba gratuito para los consumidores”, aseguró la tecnológica. La estrella del pop no bromea cuando se trata de la defensa de los derechos de propiedad intelectual. El año pasado Swift ya retiró un disco de Spotify por discrepancias sobre el modelo de negocio de la compañía sueca. De alguna manera, ha tomado la bandera que hace tres décadas enarboló la banda heavy metal Metallica en su batalla contra Napster.

La industria discográfica ve en Apple Music y Spotify (con sus flamantes 15 millones de suscriptores en todo el mundo) un salvavidas al que agarrarse tras la tempestad causada por la piratería. En el sector se observa cómo el streaming crece (41 millones de personas están enganchadas a la música online) mientras se estancan las descargas legales y el CD se ve abocado casi a la extinción. Pero Apple aspira a llevar su revolución más lejos: quiere ganar para su causa a los 800 millones de fieles de iTunes, la tienda digital con la que dio un vuelco al consumo tradicional ofreciendo canciones a un dólar la pieza.

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Desde el punto de vista del creador, la cuestión es cuántos pinchazos son necesarios en las plataformas digitales para vivir de la música. El periodista de The New York Times Ben Sisario repasaba hace un par de años el impacto de los servicios digitales en la nómina de artistas independientes. La violonchelista californiana Zoe Keating era un ejemplo paradigmático. Después de que sus canciones sonaran 1,5 millones de veces en Pandora ganó 1.652 dólares (1.480 euros) y las 131.000 reproducciones en Spotify le supusieron 547 dólares (490 euros). Lo que demuestra que no es oro todo lo que reluce en el mundo del streaming.

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