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Tentaciones
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Lo que hay que ver

Ménage à 3-D: el porno de autor de Gaspar Noé

Con 'Love' se esperaba el escándalo en Cannes, pero ha sido recibida de forma fría. Hablamos con su director, el 'monsieur terrible' Gaspar Noé

Héctor Llanos Martínez

Mucho se ha hablado en los últimos días de la eyaculación frontal en tres dimensiones que la película Love, de Gaspar Noé, regaló a la audiencia del Festival de Cannes la semana pasada. También de lo poco que ha epatado este ambicioso análisis del amor carnal que el cincuentón monsieur terrible del certamen francés ofreció fuera de concurso. El estadounidense Karl Glusman y dos actrices no profesionales (Klara Kristin y Aomi Muyok) configuran este triángulo sentimental que contiene sexo real (y sexo simulado) rodado para gafas de visión estereoscópica. El director franco-argentino se mostraba exultante mientras entraba al Gran Teatro Lumière para presentar en la hora golfa la película que atraía todas las miradas. Al acabar la proyección, la sonrisa se tornó en cara de circunstancias ante los extensos pero fríos aplausos que sonaban a compromiso entre las butacas. La gente esperaba escándalo; él dice que solo quería mostrar amor desde un punto de vista carnal. Al menos ha inventado el ménage à 3-D.

Tras la proyección en el Midnight Screening de Cannes no hubo ni abucheos ni vítores. ¿Te esperabas esa reacción?

No sé… La verdad es que me quedé dormido mientras veía la película, así que perdí la oportunidad de comprobar cómo reaccionaba el público durante la proyección. Tampoco he leído apenas las críticas en los medios.

¿Eres de los que prefieres un buen palo de la crítica antes que la indiferencia?

Las dos únicas que he ojeado han sido la de Variety y otra más, porque me habían dicho que eran desastrosas. Disfruté leyéndolas. Al fin y al cabo son artículos que suelen tratar sobre crítica cinematográfica, no sobre la película en sí misma.

¿Fue complicado que los actores interpretaran las escenas de sexo?

No tuve ningún problema. Solo Karl, en la escena del trío con la mujer transexual, me preguntaba dónde estaban los límites en la escena. Yo le decía que no había límites (risa malévola). Él tenía miedo de hasta dónde quería llegar, pero eso me venía bien para el rodaje. Lo primero que rodé fueron todas las escenas de sexo con un equipo muy reducido, para no posponer aquello que pudiera dar miedo a los actores y que afectara al resto del rodaje.

Él es actor profesional, pero ellas son debutantes que fichaste en la noche parisina. ¿Qué estaban haciendo para que decidieras proponerles un proyecto como Love?

Nada raro. Klara estaba bailando muy bien, por ejemplo. Lo hago a menudo. Paro a chicos y a chicas en la calle o en el metro. Les pido el número y les digo si les interesa aparecer en mis películas en papeles secundarios. Aunque esté pensando en ellos como protagonistas no les digo nada para que no se emocionen. Luego les grabo con iPhone o una videocámara para ver su fotogenia. Tanto Klara como Aomi daban bien en cámara. Luego tuvieron que probar si había química con el actor principal.

El uso del 3D es más bien discreto.

Rodé en 3D para darle algo más de veracidad que en las películas normales, pero no quería que estuvieran saliendo cosas de la pantalla todo el tiempo. Creo que de esta forma las imágenes son más emocionales.

Has dicho que el vello púbico era importante en la película.

Era esencial. Quería darle un tono vintage y alejarme también de la estética de la pornografía actual. No me atrae nada un coño depilado. Y quería que las mujeres fueran atractivas en pantalla. No tuve que preguntarles porque ya lo tenían así. De hecho cuando hice pruebas a una actriz porno para el papel de Electra estaba depilada. No quería esperar a que le creciera y pensé incluso en pegarle pelo falso, pero complicaba la cosa. En La vida de Adèle una de las protagonistas posa para un cuadro y se ve que está depilada. No me parecía coherente en un personaje supuestamente natural y libre. Pensé que era algo muy propio del porno.

¿Hace mucho que no ves porno?

Sí. Desde los 25. Puedo ver alguna escena, pero me aburro enseguida. Me gustan las películas de los 70.

¿Alguna recomendación?

The Defiance y alguna de la sueca Christina Lindberg. Aunque los intereses sexuales cambian mucho a lo largo de la vida. Cuando era un veinteañero me ponía muchos ver a dos chicas haciéndolo y ahora me aburre un poco. Quizá porque ya cumplí esa fantasía hace tiempo.

¿Y qué te pone ahora?

Me gusta lo amateur y ver a gente que se graba en sus propios apartamentos. Había una chica llamada Laetitia que se ofrecía a ir a la casa de otros y grabar encuentros sexuales. A veces actuaba como de coach (Laetitia chez toi). Ves a la gente en su entorno natural, rodeados de osos de peluche o postales en una pared, abriendo sus armarios y enseñando su ropa interior… Es un poco infantil, pero auténtico.

Dices que tu película no va de sexo, que lo que quieres es mostrar de otra forma un sentimiento universal, el enamoramiento desde un punto de vista carnal. Todo el mundo esperaba quedar impactado y muchos se lamentan no haberse sentido así.

Es que no hay nada realmente chocante en la película. Hay escenas desinhibidas y melancólicas, porque sí que he querido mostrar el sexo como nunca antes se ha visto en cine y hacerlo de un modo sano. En cambio es la historia de un amor fou, donde los personajes a veces se comportan como locos al estar enamorados. Son cosas que le pasa a la gente que me rodea.

Irreversible se considera una película mucho más controvertida.

Sigue apareciendo en muchas webs en los listados de las películas más violentas de la historia, junto a alguna sobre holocaustos caníbales y alguna producción serbia, En cierto modo estoy orgulloso de ello, pero esta vez no quise eso. Debo estar madurando…

Enter the void es probablemente la experiencia más cercana a estar colocado sin tomar drogas y si Irreversible causó conmoción fue por no ahorrar detalles en la escena de violación. ¿Por qué nunca has tratado transmitir esa veracidad en vivo, en una performance artística o en teatro?

Una vez me ofrecieron dirigir una ópera, pero es que soy un enfermo del cine. No veo mucho arte ni acudo a menudo al teatro y menos a la ópera, así que preferí no meterme en eso. Mi vida me ha llevado por otros caminos. Si tuviera que pintar un cuadro, por ejemplo, sí sabría como hacerlo porque mi padre es pintor.

Una vez me contaste que fue 2001: Una odisea en el espacio de Stanley Kubrick la película de la infancia que te hizo querer ser cineasta.

Es que fue la primera vez en mi vida que pensé que estaba en drogas, a pesar de que era un niño. Tuve un colocón visual del que todavía me acuerdo.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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