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Su abuela jamás le dejaría beber esto

¿Pagaría 9 euros por un vaso de gazpacho? Nutricionistas (y sabios antepasados) nos hacen abrir los ojos

Atendiendo a sus ingredientes, el gazpacho (su variedad sin pan) sería un smoothie (batido sin leche) naranja, aunque no suene tan sofisticado y nadie nos lo venda como la panacea detox (depurativa). Sin embargo, no parece estar cerca el día en el que veamos esas típicas fotos de street style con Anne Hathaway o Jessica Alba paseando, tras sus grandes gafas de sol, asidas a un vaso de gazpacho. ¿Por qué unos sí y otros no? Es más: ¿por qué sí a los amargos brebajes verdes, que cuestan un ojo de la cara (algunos rozan los 9 euros), y no a la sopa fría tradicional de tomate, pepino, pimiento, cebolla y ajo? La respuesta está en la moda, aquella que ha decidido adjudicar al batido o zumo de apio (y sus similares) supuestas propiedades desintoxicantes, purificadoras y quema-grasas.

¿Qué hay de cierto en todo esto? “Ni hay ni habrá ningún estudio científico sobre los smoothies que convenza a los expertos en medicina, fisiología humana o nutrición”, asegura el dietista y nutricionista Julio Basulto, miembro de la Sociedad para el Estudio Interdisciplinar de la Alimentación y los Hábitos Sociales (SEIAHS), y muy combativo en esta materia. “Las afirmaciones que acompañan a los batidos verdes no son muy distintas de las que El Quijote atribuía al bálsamo de Fierabrás. Los que intentamos mejorar la salud poblacional a través de la alimentación no nos cansamos de repetir que no existen los mal llamados superalimentos. Estos solo residen en la imaginación de ciertos terapeutas alternativos. Quien vende hoy los batidos verdes como la panacea es el mismo mercader ambulante que hace 100 años vendía crecepelos infalibles”.

Una investigación del Servicio de Investigación Agraria de EE UU constató que el consumo de gazpacho regular aumenta de forma significativa la cantidad de vitamina C (antioxidante) en la sangre

La OMS recomienda consumir hasta cinco piezas de frutas y verduras al día. En el caso del gazpacho, según los expertos consultados, un vaso puede sustituir a una pieza. Un estudio científico del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición, publicado en 2011, comprobó su eficacia para reducir la hipertensión en casos de alto riesgo cardiovascular. Otra investigación realizada por el Servicio de Investigación Agraria del Departamento de Agricultura estadounidense (USDA) constató que el consumo de gazpacho regular aumenta de forma significativa la cantidad de vitamina C (antioxidante) en la sangre y reduce las moléculas asociadas con el estrés y el deterioro de la salud. Y el American Institute for Cancer Research (AICR) incluye este plato tradicional español entre sus recetas saludables y precisamente lo llama Gazpacho Smoothie. Aún no se vende en la mayoría de los puestos callejeros de Nueva York.

"La diferencia entre uno y otro está en las pretensiones y en el sabor", asevera la nutricionista Zahara López, con clínica propia en Málaga. "El gazpacho no solo sabe mejor, sino que no se ha vestido con la pátina de lo fantasioso. Los pacientes, en consulta, me piden dietas de jugos verdes por el aluvión publicitario", continúa. Para Basulto, es esta imagen la que los desprestigia, en contraposición, de nuevo, a la humildad del gazpacho (bebida de agricultores). En ningún caso limpian el organismo, porque órganos como los riñones o el hígado ya se encargan de hacerlo.

Pero, ¿adelgazan? En 2014, un estudio publicado en Critical Reviews in Food Science and Nutrition determinó que no hay pruebas concluyentes que indiquen que aumentar el consumo de frutas, verduras y hortalizas suponga una disminución significativa del peso corporal si no va a acompañado de otros cambios como un aumento del ejercicio físico (y, por supuesto, una reducción de alimentos superfluos como bollería o refrescos). Si hablamos de calorías, una ración de 165 mililitros de gazpacho tiene 58 calorías, según la aplicación MyFitnessPal (atención, porque el pan le añadirá otras 200), mientras que el smoothie de fresa de una conocida cadena alcanza los 300. Se obró el milagro: una app, su abuela y un nutricionista acaban pensando lo mismo. Lo que la huerta ha unido...

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