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Reeducar el cerebro

Muchas dietas fracasan porque no se mantienen en el tiempo. La clave pasa por anular los vínculos con la comida poco sana, aunque sea a costa de cambiar costumbres y gustos

Andoni Luis Aduriz
Hortalizas asadas, por Andoni Luis Aduriz.
Hortalizas asadas, por Andoni Luis Aduriz.Óscar Oliva

Comemos como nos han enseñado, como aprendimos de nuestras madres, abuelas y familiares. En nuestro entorno se gestó la dimensión afectiva, social y moral de lo que nos metemos en la boca, etiquetando los alimentos como buenos o malos, placenteros o nefastos, suculentos o raros.

Solamente imaginar a alguien comerse una araña asada sobre unas brasas o unos gusanos tostados nos puede parecer deplorable. Pero nos relamemos si pensamos en un gran centollo cocido o en una cazuela de angulas al pilpil, dos elaboraciones que en apariencia y forma no están muy lejos de las anteriores.

Nuestro sistema de creencias y gustos está trenzado de innumerables hábitos adquiridos desde que nacemos. Su origen puede ser ancestral, estar sujeto a una necesidad, vieja creencia o, incluso, a un influjo afectivo, comunitario o ético. En cualquier caso, esas costumbres heredadas demarcan nuestra forma de ser y estilo de vida, esculpiendo la actitud que tendremos ante la vida y, obviamente, frente a la comida. Un hábito tiene tanta fuerza que, más allá de su capacidad de volverse un automatismo, asombra muchas veces por el poder que lo lleva a convertirse en una necesidad.

Si es usted de los que frente a una película siempre les apetecen cacahuetes y un banquete no es tal si no va acompañado de una buena tanda de fritos, varios platos de embutidos y se remata con tarta al whisky o similar, sepa que, según un estudio realizado por investigadores de las universidades de Harvard y Tufts, en Estados Unidos, y publicado en la revista Nutrition and Diabetes, los individuos que se sometieron a un plan de adelgazamiento analizado en dicho estudio habían provocado cambios en zonas del cerebro vinculadas con el aprendizaje y la adicción, intensificando la apetencia por unas opciones más saludables frente a las más calóricas.

Esto evidencia que es posible reeducar el cerebro para que se incline por las alternativas más sanas. De hecho, el gran problema de la inmensa mayoría de las dietas que persiguen la pérdida de peso reside en que fracasan porque no se mantienen en el tiempo. Por ello es vital comprender que una de las claves para alcanzar un equilibrio alimentario pasa por anular los vínculos con la comida poco sana y proveerse de hábitos saludables que se perpetúen en el día a día, aunque sea a costa de cambiar prácticas que consideramos familiares o tradicionales.

Hortalizas asadas

Ingredientes

Para 4 personas

  • 400 gramos de calabaza limpia
  • 4 remolachas medianas limpias
  • 4 zanahorias medianas limpias
  • 2 chirivías (raíces similares a la zanahoria) medianas limpias
  • 2 topinambos (tubérculo con un sabor similar al de la alcachofa) limpios
  • 100 mililitros de vino blanco seco
  • Tomillo
  • Aceite
  • Sal
  • Pimienta
  • 4 dientes de ajo
  • 4 cebollas pequeñas

Instrucciones

1. Las hortalizas asadas

Cortar la calabaza en trozos grandes. Si las zanahorias, remolachas, chirivías y topinambos son medianos, se pueden dejar enteros. Aplastar los ajos con un cuchillo. Cortar las cebollas a la mitad.

2.

Colocar las hortalizas en una bandeja de horno y regarlas con la mitad del vino y un poco de agua, y aliñarlas con tomillo, pimienta, sal y una cucharada de aceite de oliva. Asar al horno a 180 grados durante 40 minutos, hasta que las verduras estén caramelizadas. Extraer las verduras cuidadosamente de la bandeja. Reservar los ajos asados para la crema.

3. La crema de ajo

Con el vino restante, desglasar la bandeja de horno para arrastrar los restos del fondo y obtener una suerte de salsa. En un mortero, majar los ajos acompotados y emulsionarlos con el líquido obtenido anteriormente. Terminar con perejil picado.

4. Acabado y presentación

Disponer una lágrima de crema de ajos y perejil. Servir las verduras asadas bien calientes en el plato alternando colores y volúmenes.

Sobre la firma

Andoni Luis Aduriz
Andoni Luis Aduriz (San Sebastián, 1971) es un cocinero reconocido internacionalmente que lidera desde 1998 el restaurante Mugaritz, en Errenteria, con dos estrellas Michelin. Comunicador y divulgador, colabora desde 2013 con ‘El País Semanal’, donde comparte su particular visión de la gastronomía y su mirada interdisciplinar y crítica.

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