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LA PARADOJA Y EL ESTILO
Columna
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Un mal Rato

Por bochornosa que parezca esta renovada crisis política, no tiene la brillantez de las manipulaciones de ‘juego de tronos’. La realidad siempre es más mediocre

Boris Izaguirre
'Meñique', Lord Varys y Gran Maestre Pycelle, personajes de de 'Juegos de tronos'
'Meñique', Lord Varys y Gran Maestre Pycelle, personajes de de 'Juegos de tronos'Cordon Press

Una de las tendencias más acusadas de esta primavera son los flecos. Los veremos en chaquetas, bolsos, camisetas. Cualquier soporte sirve para soportar alguno. Puede ser un ejemplo de cómo la política influye en la moda. Todo son flecos, incluso jirones. Basta asomarse a una tienda de esas grandes cadenas para comprobar que en sus muebles hay rotos, descosidos y huecos en casi todas las prendas. Algo que también ocurre tanto en el PSOE como en el PP.

La moda de los jirones se refleja en cómo nos sentimos hace rato. A ratos rotos por dentro y ahora también por fuera. Seguramente viendo ese aspecto hecho jirones de la nueva ropa, Pablo Iglesias, uno de los líderes políticos más grunge del momento, llegó a pensar que cada día asumimos el aspecto de extras en Juego de tronos, su serie favorita y también la de muchos jóvenes. Para los mayores es un lío seguirla e incluso verla porque todo el mundo tiene aspecto sucio. Es intencional, un vestuario futurista y medieval, también hay mucho roto, mucho jirón, similar al conflicto de poderes y reinos despedazados que se narra en la serie.

Con ese panorama, Iglesias aprovechó la visita de Felipe VI al Parlamento Europeo para regalarle una caja con cuatro temporadas de la serie. ¡Por fin algo de acción en el aburrido Parlamento! El Rey lo agradeció diciendo que le parecía muy bien, “porque no la he visto”. Iglesias supo cerrar el brevísimo diálogo con una casi declaración de principios: “Para que tenga algunas claves sobre la crisis política española”.

No sabemos si los Reyes ya están devorando a ratos los capítulos de Juego de tronos pero se evidencia que quienes la ven pertenecen a una populosa vanguardia y quienes no la vemos, tenemos un problema. No estamos tan a la moda. Nos quedamos en Mad Men.

Nuestra política tiene poco de renacimiento. Solo un trapicheo que simplemente te avergüenza y entretiene. En Juego de tronos hay personajes tan manipuladores como lord Petyr Baelish, apodado Little Finger (Meñique), recurriendo a lo más bajo y a la lujuria para controlar a quienes necesita destruir. Y un primer ministro al que degüellan por una falsa acusación de traición, reyes blandos, reinas peligrosas y un baile de coronas y nombres que te dejan mareado. En nuestro Parlamento está Montoro, apretando los dientes mientras los socialistas le piden la dimisión por su amnistía fiscal, que permitió a Rodrigo Rato, miembro del partido de gobierno, y otros 704 millonarios regularizar su situación fiscal por dinero oculto, en algunos casos probablemente público. Pero por bochornosa que parezca esta renovada crisis política, sigue sin tener la brillantez de cualquiera de las manipulaciones de Juegos de tronos. La realidad siempre es más mediocre que la gran ficción. Y más incómoda.

Rodrigo Rato fue detenido la noche del jueves. Un mal rato para su partido en pleno año electoral. ¿Qué le ocurrió a este hombre para pasar en poco más de una década de ser la gran esperanza blanca a volverse un hombre blanco más en la cárcel? Igual que en la serie, nos da la impresión que nos perdimos un detalle esencial del episodio al ir a la cocina. ¿Fue la fiebre del oro? ¿O es que sí que existe la maldición del FMI? Te vuelves presidente de ese organismo internacional y puedes terminar como Rato o como Strauss Kahn, ciego de poder y durmiendo en chirona.

Entre tantos trapos sucios y vestidos con ropa rota nueva, es momento de ceder por fin al cambio generacional. Dejar de ver Mad Men, pasarse a Juego de tronos y centrarnos en la evolución de Gloria Camila y Chabelita Pantoja, las herederas de esas reinas del folk y del sentimiento que fueron Rocío Jurado e Isabel Pantoja. Ambas son princesas de origen latinoamericano, criadas y educadas en colegios privados en España por esas dos mujeres que durante décadas lucharon por el trono de la copla y el corazón de la audiencia. Gloria Camila se ha sincerado con la prensa en Madrid al mismo momento que Manuel Chaves lo hacía ante la justicia. Ella es la primera vez que lo hace, pero para él será la última.

Gloria Camila tiene esa simpatía abrumadora de Jurado. Chabelita el misterio y opacidad de Pantoja. Gloria Camila responde, resuelve. Chabelita es madre muy joven y avanza en silencio igual que trabaja para sobrevivir en Supervivientes, seleccionando bikinis que permitan comprobar que sus nuevos senos tienen más solidez que los de otras generaciones. Las dos it girls tienen 19 años y progenitores en la cárcel, un elemento argumental muy, muy difícil de superar. Por ahora Gloria Camila y Chabelita son el emblema de la hija de preso célebre. Si la investigación de Hacienda sobre los beneficiarios de la amnistía fiscal sigue adelante, ¡ay! aparecerán más familias con algún progenitor en la cárcel, “sean del color que sean”, como anuncian los investigadores. Mediática y quizás para suavizar la idea que teníamos del régimen carcelario, Gloria Camila declaró que veía a su padre más joven y más fortalecido como persona a raíz de su estancia en prisión, confirmando que lo penitenciario tiene algo de spa. Un nuevo juego de tronos se agita en nuestras cárceles. Con la llegada del exministro, el listón se pondría muy alto, al menos por un rato. Un mal Rato.

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