Para que todo siga igual
De la misma forma que cuando los indicadores de contaminación en Madrid reflejaron cifras alarmantes el Ayuntamiento cambió la ubicación de las estaciones para mejorar los índices de la calidad del aire, o cuando el trágico accidente de Metrovalencia se cambió el nombre de la estación de Jesús a Joaquín Sorolla para borrar la memoria, ahora, el actual Gobierno —en su cruzada contra la corrupción y considerando lo mal que está visto en la ciudadanía la presencia de imputados en cargos públicos o listas electorales— ha solucionado de un plumazo el problema con la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, cambiando el término “imputado” por “investigado” en la fase de instrucción; y por “encausado” tras el auto formal de acusación. El ministro de Justicia ha dicho que esta medida permite “fortalecer la presunción de inocencia que lógicamente debe acompañar a cualquier ciudadano antes de una condena”. Precisamente, los ciudadanos de esta calaña, bastante fortalecida tienen su presunción de inocencia para reforzarla más aún.— Carlos Gallego Fernández.