Valiente libertad de expresión
"Es realmente digno de admiración el valor de estos periodistas y dibujantes jugándose la vida por defender sus ideas"
Carta de la semana: Valiente libertad de expresión
En el reportaje titulado El otro Charlie Hebdo, del 22 de febrero, dedicado al semanario satírico francés Le Canard Enchaîné, se comenta la declaración de principios que comparten ambas publicaciones: “El combate contra el clericalismo que pretende intervenir en los asuntos públicos”. En una época en donde el criminal fanatismo religioso yihadista atenta cruelmente contra las democracias occidentales, ante el pavor de la ciudadanía y la impotencia de los Gobiernos para detener las masacres, es realmente digno de admiración el valor de estos periodistas y dibujantes jugándose la vida por defender sus ideas y la libertad de expresión. Mi más sincera solidaridad.
Tomás M. Serna. Alcobendas (Madrid)
Los enarcas
El reportaje dedicado a la ENA (École Nationale d’Administration francesa; El País Semanal del 15 de febrero) me ha parecido muy interesante. Soy funcionario de la Comisión Europea. Mi jefe de unidad actual (de nacionalidad francesa) es enarca. No hay muchos de nacionalidad española, pero existen. Es el caso de mi anterior director general. Son profesionales de grandes cualidades que, efectivamente, valoran más las habilidades a todos los niveles que los conocimientos memorísticos o teóricos. Además, cultivan, transmiten y, por tanto, multiplican esa excelente cultura de trabajo en sus entornos profesionales. Ahora bien, Gabriela Cañas, la autora del reportaje, menciona que la promoción Guernica es la “única con reminiscencias hispanas”. Me temo que esta afirmación no es correcta. Averroes era español, cordobés concretamente. Dos son, pues, las promociones de enarcas inspiradas en la cultura española.
Miguel Ángel Palacios García. Bruselas (Bélgica)
Cacería franquista
¡Qué desmesura! No imaginaba yo que una de las imágenes icónicas del franquismo (como la del Valle de los Caídos, como la de la plaza de Oriente) me iba a llegar a estar alturas. El documento fotográfico de E. Matos es impresionante y retrata la catadura moral de aquel régimen mejor que cien tratados de historia. En octubre de 1959 yo estaba a punto de cumplir ocho años. En el pequeño pueblo vallisoletano donde nací y vivíamos míseramente, los que tenían escopeta o perros volvían a veces del campo con dos o tres perdices, una liebre, alguna paloma. Si alguien hubiera dicho que en esos mismos días se habían matado 4.600 perdices durante una cacería a 400 kilómetros de allí, le habrían tachado de loco o infeliz. Todo lo que denotan esas fotos es obsceno, vomitivo. No me extraña que las quisieran ocultar. Hasta los muertos se hubieran removido en sus tumbas de haber salido a la luz entonces.
Julio Sánchez Alonso. Pozuelo de Alarcón (Madrid)
¿Y el poder mental?
Llevo días con el artículo El potencial oculto de la mente, de la sección Psicología, pendiente de leer, y hoy, por fin o no, lo he pillado, en el sofá, esperando descubrir algo nuevo. El tema que aborda me pareció muy interesante cuando leí el titular, y hoy he ido avanzando las líneas –me gustaba, me interesaba– y esperaba llegar al punto álgido. No fue así. ¿Soy la única a la que se le ha quedado cara de tonta cuando ha llegado al final? Nos ha faltado conocer algunas pistas, algunas técnicas, algunos métodos o consejos. La teoría está muy bien, pero me ha faltado saber cómo ponerla en práctica.
Laia Ruiz Rull. Correo electrónico
Buenos tiempos para la lírica
La imaginación de Lorca desencadenado y el entusiasmo y la capacidad de sus admiradores (Mortier, Sotelo, Heras-Casado, Castro…) han puesto en marcha la maravillosa maquinaria del Teatro Real, y el compromiso de todos sus trabajadores para alumbrar el espectáculo de una ópera de novísima planta: El público, abordado en el reportaje de portada del 22 de febrero, y que es sobre todo española y que será, sin duda, universal. Disfrutar del resultado de ese trabajo exige casi la misma preparación, sensibilidad, respeto y dedicación por parte de quien lo recibe: el público. Se cierra así la hermosa paradoja del teatro y de la vida.
Luis Fernando Crespo. Alcalá de Henares (Madrid)
