9 fotosExpectativas incumplidasPara estas familias de desplazados la llegada de Newmont suponía una oportunidad, una forma de progresar. Llegaron a la ciudad con esas expectativas. Años más tarde no creen haber encontrado el camino hacia esa vida mejorAlfredo CálizGhana - 17 abr 2015 - 10:51CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEn Olá viven cerca de 3.500 personas, en su mayoría campesinos que viven por primera vez en una ciudad. Las primeras casas de reasentamiento fueron construidas por Newmont en el año 2005. Estas son las nuevas casas en construcción, una ampliación del barrio, para una nueva llegada de reasentados.Alfredo CálizYaw Ve Keblem, tiene nueve hijos y vive en el barrio de Olá. Su comunidad de origen es Dorma. Tiene 44 años y es campesino. Cultiva unas tierras cerca de la mina y tiene que recorrer siete millas -unas dos horas- para llegar hasta ellas. Se levanta a las cinco y media de la madrugada para empezar su trabajo a las siete y media. Cuando vivía en Dorma, su tierras con plátano y cacao estaban al lado de su casa. Se queja de los precios en la ciudad. En Dorma era un buen cazador y solía comer de lo que cazaba. Está contento, no obstante, con su nueva casa pues cambió una de barro por una de cemento. Alfredo CálizNorbert Nyarko, de 77 años, y su esposa fueron trasladados al barrio de Olá en el año 2005. Su comunidad de origen es Dorma, que fue íntegramente reasentada y sus casas demolidas. Norbert y su familia recibieron una vivienda y una compensación económica por su granja de cacao. Aún espera que Newmont le pague por la granja de madera de teca de 18 acres. Uno de los problemas de los reasentados es que sus nuevas casas son más pequeñas que las de su comunidad de origen. Los reasentados tenían unas grandes expectativas puestas en su nueva vida y plantean permanentes demandas a a la compañía. Alfredo CálizGabriel Ayensu, a la derecha, y Eric Nsiah. Llegaron a Ola en 2008 junto a sus padres y sus otros cinco hermanos. Su comunidad de origen era Subri Agya y allá tenían dos acres de tierra donde plantaban cacao y plátano. Ahora no tienen trabajo y viven en una situación económica muy precaria. Su casa es de cuatro habitaciones. Para los jóvenes llegados a Olá es muy duro el no tener un empleo. Crecieron en el campo y pensaban que la llegada a la ciudad iría acompañada de una prosperidad económica, pero ahora se lamentan de las dificultades. Según sus padres, la compañía les prometió un empleo cuando fueron trasladados. La compañía niega rotundamente que prometiera trabajo a todos los desplazados.Alfredo CálizBarrio de Ola. Interior de la vivienda de Gabriel Ayensu y Eric Nsiah, que llegaron a esta comunidad en 2008 con sus padres y otros cinco hermanos.Alfredo CálizViven en el barrio de Olá Esther Milla, de 21 años y a la izquierda, y su hermana Margaret Boakye, de 24 años. Fueron desplazadas de la comunidad de Cryakah Krom en el año 2011. Viven en una casa con sus padres y su hermano, y no tienen trabajo. Para los jóvenes desplazados, una de las cosas buenas de vivir en Kenyasi es la posibilidad de encontrar algunas alternativas de ocio. Alfredo CálizEmmamuel Badu, de 78 años, y Grace Tima, de 72 años, se trasladaron a Olá desde la comunidad de Bonaah en el año 2005. Llegaron con sus siete hijos, dos de los cuales han muerto. Sus tierras quedaron dentro la mina y dicen no haber recibido compensación económica por ellas. Están contentos con su casa pero la nueva vida en la ciudad no les gusta.Todo es muy caro, dicen, y además recuerdan con nostalgia su vida en la comunidad donde tenían de todo: agua para beber y alimentos para comer. La mujer se queja de las dificultades en Olá para acceder al agua. Cerca de su casa hay una bomba pero lleva varios años sin funcionar.Alfredo CálizCasa del barrio de Ola en la ciudad de Kenyasi. Por todas partes se distinguen bidones para almacenar agua.Alfredo CálizUn mujer lava la ropa en el barrio de Olá. Alfredo Cáliz