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Un robot robacorazones

Disney estrena ‘Big Hero 6’ y apuesta por su tierno protagonista para seducir al público

Vídeo: P. CASADO / L. ALMODÓVAR / T. KOCH
Tommaso Koch

Test. Tienen cinco segundos para pensar en su personaje de animación favorito de Disney. ¿Hecho? Probablemente, la respuesta se parezca a las que ofrecían hace unos días los alumnos de una escuela madrileña de artes: Ariel, Alicia, Bambi, Pumba... Es decir, personajes y películas más o menos de antaño. Tal vez sea la nostalgia por la juventud, como defiende el productor de Disney Ron Conli. O tal vez en los últimos lustros su compañía no haya estado a la altura de su pasado. Pero los estudios creen contar ahora con un arma capaz de ganar la guerra por los corazones: Baymax, el robot de Big Hero 6,su estreno navideño de 2014.

En realidad, Baymax no procede del horno disneyano. Tanto él como el filme se inspiran en uno de los cómics menos conocidos de Marvel, que Disney adquirió en 2009. De hecho, es la primera vez que aprovecha un producto original de aquella casa. Pero los enlaces entre cómic y película apenas van más allá del título. “Usamos el material original para crear nuestra idea”, defiende Chris Williams, codirector del filme. Tanto que la acción se traslada de Japón a “San Fransokyo” y solo se cita a Marvel en el homenaje tras los créditos finales.

Quizás Baymax sea el símbolo más claro de esta distancia. En el tebeo es una suerte de máquina de guerra que a la vez hace de padre a Hiro, el joven que lo inventó y que perdió a su progenitor. En el filme, en cambio, es un redondo robot enfermero, a medias entre una almohada y Bibendum, el muñeco Michelin, creado por el hermano de Hiro. “Hizo falta un año de diseño. Debía tener una estructura nada amenazante, que mezclara la tecnología y su deseo de ayudar”, explica el animador Valentín Amador. El resultado ha sido aplaudido por los críticos incluso más que la película. “Un malvavisco proustiano”, lo ha definido The New York Times.

Parece funcionar así la elección de pescar en la sombra de Marvel más que en su primera línea. “Nunca había oído hablar del cómic. Lo encontré en su web. Resulta que iba de un equipo de superhéroes japoneses y era una carta de amor a la cultura pop del país”, relata Don Hall, el otro codirector. Fue él quien sacó del archivo el inesperado nombre de Big Hero 6.

“Sorprendió incluso a los de Marvel. Tal vez ni supieran que lo poseían”, bromea Williams. El caso es que Hall se presentó con esta —y más propuestas que rechaza detallar— a la reunión que todo cineasta Disney afronta con John Lasseter. Así funciona, desde que la compañía compró Pixar y el papá de Toy Story manda en casa de Mickey Mouse: “Nunca propones solo una idea, sino al menos tres. John no quiere que te enamores de una sola historia”.

De Pixar a Disney, nadie habla mal nunca de Lasseter. Es más, le atribuyen el cambio con el que la compañía quiere poner rumbo a su antiguo esplendor. Los entrevistados recuerdan el gobierno de los ejecutivos que llegó a mandar en Disney, un “equipo de desarrollo”, donde el marketing contaba más que los creativos, decidía los estrenos. Luego, y solo luego, se acudía al cineasta: “Ok, dirige esto”. Lasseter ha virado hacia la fórmula que ya triunfaba en Pixar: devolver a los creadores la responsabilidad de concebir historias. Tanto que algunos ya han rebautizado a la compañía: Pixney. O Disnar.

Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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