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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Francia teme a los payasos

La policía ha detenido a una quincena de ‘clowns’ que han causado desórdenes en localidades como Maçon, Montpellier, Chelles, Melun...

SOLEDAD CALÉS

Un fantasma recorre Francia, como la grande peur de 1789, durante las últimas semanas: el miedo a los payasos. Cuentan historias de terror en las que personas disfrazadas de payaso han sembrado el pánico, con atracos a viejecitas, apaleamientos y amenazas en un sinfín de localidades galas, como Maçon, Montpellier, Chelles, Melun... Un virus mental, tan contagioso como el ébola, obnubila a grupos de personas que se dedican a desparramar inquietud por las calles, sin móvil aparente ni organización previa. Igual que los pájaros atacaban a los seres humanos en la obra maestra de Hitchcock o las cadenas de televisión se dedican todas a una a exhibir enjambres de niños cantantes sin causa conocida, Francia ha caído en la obsesión de los payasos maleantes sin motivo ni razón. La policía francesa ha detenido a una quincena de clowns causantes de desórdenes. Y como a toda acción se opone una reacción, de igual intensidad y de sentido contrario, los vecinos de las localidades afectadas han empezado a organizarse en grupos de autodefensa o somatenes. Y ya tenemos bases firmes para futuros episodios de pánico.

Dicen que es un síndrome asociado a Halloween, a la afición desmesurada al terror y a la sensación de impunidad que transmite el disfraz. Pero en Halloweens de años anteriores nadie confundía la ficción ni la representación con la realidad y la amenaza. ¡Felices los tiempos en que era posible disfrutar del Pennywise de Stephen King en It o del clown de Funhouse, de Tobe Hooper, con la tranquilidad de que todas las mentes potencialmente influenciables serían capaces de separar la realidad de la ficción!

No es Halloween, es la crisis; es decir, el desquiciamiento disolvente que producen el paro y el desarraigo combinados con una instrucción deficiente (desconectada de la realidad, sobre todo) durante lustros. Sostienen los expertos que se trata de una moda pasajera; caducará cuando cese la atención mediática sobre la nariz roja y los polvos de arroz. Es posible; pero también es probable que la frustración mute en otros disfraces o métodos para extender el miedo. En China prohibieron los disfraces en el metro. Temen, como en Francia, el desorden del anonimato y la revancha de las máscaras.

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