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campañas de impacto

La desnutrición infantil no es broma

Más de 3 millones de niños mueren por desnutrición aguda en el mundo Acción contra el Hambre pide ayuda en un vídeo en el que participan reconocidos humoristas

Campaña de Acción contra el Hambre.
Alejandra Agudo

Como se lo preguntaron a los líderes mundiales (y a Bono, el de U2) y no respondieron, un puñado de humoristas acabó contestando a la pregunta: ¿Qué necesitan los niños? Patricia Conde dice que música. Dani Mateo es tajante: "Saber cuánto cuestan las cosas". Para Joaquín Reyes, una videoconsola con sonido envolvente. Y Leo Harlem rima: "Si quieres que el chaval te crezca fuerte y sano, llévale al derbi de la mano". Pero nada de eso es lo que de verdad requieren los más de 52 millones de menores que sufren desnutrición aguda. Son uno de cada 12 niños en el mundo.

Esta es la realidad que denuncia y pretende cambiar Acción contra el Hambre con una campaña para recaudar fondos en tono de humor. "Pero con un mensaje bien serio", afirma Alicia García, portavoz de la ONG. Emilio Aragón, vicepresidente de la organización, advierte al final del vídeo promocional en el que diferentes humoristas bufonean sobre las necesidades de los niños, que "evidentemente todo es una broma". Entonces, ¿cuál es la respuesta correcta? "Lo que necesitan los niños es una adecuada nutrición en sus primeros cinco años", contesta el actor.

Pese a los avances en la lucha contra el hambre en el mundo, todavía más de tres millones de niños mueren por desnutrición, siendo la principal causa de fallecimientos entre los menores. "Y los que sobreviven pueden ver mermada su capacidad física y mental", alerta la página web de la campaña. En el sitio se pueden consultar los datos destacados de este problema y los vídeos en los que Emilio Aragón, Dani Mateo, Dani Rovira, Joaquín Reyes, Leo Harlem, Patricia Conde, Cristina Pedroche, Miki Nadal, Belinda Washington, Sara Escudero, Ana Morgade, Quique Peinado y Pepe Viyuela, piden ayuda, a su graciosa manera, para los más pequeños.

Acción contra el Hambre

El tratamiento que la ONG adquirirá con los fondos recaudados es un alimento terapéutico para la infancia. "Es una pasta con sabor a cacahuete con las calorías y micronutrientes suficientes para recuperar a un niño desnutrido en 20 días", explica García. Para ello es necesario que reciban entre uno y tres sobres al día —depende de su estado— de ese concentrado. El coste de ese tratamiento es de unos 40 euros en total por cada niño. Según este coste, con 2.080 millones de euros se podría acabar con la desnutrición infantil en el planeta. Una cifra muy inferior a los 3.100 millones de euros al día que el mundo invierte en gasto militar, tal como recordaba José Esquinas, uno de los mayores expertos mundiales en alimentación, en una entrevista concedida a PLANETA FUTURO con motivo del Día Internacional del Hambre el pasado 16 de octubre.

Pero solo uno de cada 10 niños desnutridos tiene acceso al tratamiento que, además de un bajo coste, tiene otras ventajas. "Está listo para su uso, no hace falta ir al hospital. Esto es muy importante, por ejemplo, en ciertas zonas de África, donde el sistema sanitario está poco desarrollado y los centros médicos quedan muy lejos de las comunidades", detalla García.

La campaña de Acción contra el Hambre aporta otras cifras sensibilizadoras: con 20 euros se pueden comprar pastillas para potabilizar el agua que consume una familia durante un año; y con 120 se adquieren las semillas y herramientas que permitirían a 5 familias ser autosuficientes durante ese mismo período.

Con todo, la ONG quiere lanzar un mensaje positivo con esta campaña en línea con el mensaje marca de la casa: "Somos la primera generación que puede acabar con el hambre". De momento, llevan recaudados a través de los donativos hechos por mensajes de móvil, fondos suficientes para 230 días de tratamiento.

Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

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