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Salir de compras para echarse la siesta

El fotógrafo Kevin Frayer descubrió que en China los clientes de IKEA acostumbran a quedarse dormidos en el mobiliario

Mónica Luengo Montero
La siesta no entiende de edades. Una madre y su hijo descansan en una cama de exposición de una tienda de IKEA en China
La siesta no entiende de edades. Una madre y su hijo descansan en una cama de exposición de una tienda de IKEA en ChinaKevin Frayer (Getty Images)

Pasar un día en IKEA puede resultar agotador. Sobre todo en China donde la empresa ha dispuesto ocho de sus diez tiendas más grandes motivada por el crecimiento de la clase media en el país. Por este motivo, la marca sueca anima a sus clientes en el país asiático a que se tomen un respiro y prueben los muebles de exposición y, por lo visto, los compradores parecen haberse tomado la invitación al pie de la letra.

Cuando el fotógrafo canadiense Kevin Frayer visitó uno de estos establecimientos se quedó sorprendido de la cantidad de personas que vio echándose una siesta: "La gente se despatarra en los sofás y en las camas. Parecen estar tan a gusto como si estuvieran en sus casas". En las imágenes aparecen clientes de todas las edades, incluso un bebé que duerme apaciblemente junto a su madre. Hay quienes se descalzan para estar más cómodos, algunos incluso se tapan con los edredones de muestra. No solo las camas son las elegidas para descansar, también los sofás e incluso las sillas sirven para echar una cabezadita.

Frayer comenzó su carrera de fotoperiodista hace unos 20 años. Ha trabajado en Oriente Próximo y en el sur de Asia. El pasado año se trasladó a China donde descubrió la afición de los lugareños por las siestas en IKEA y decidió hacer una serie de fotografías. Comenta que solo necesitó pasar un día una de las tiendas de Pekín para lograr una quincena de instantáneas.

Para los chinos visitar uno de estos establecimientos se ha convertido en un plan que puede llegar a ocupar un día entero. Algunos incluso se llevan té y algo de comer y almuerzan en las habitaciones de exposición como si se encontrasen en su propio comedor.

Y después de comer, ¿qué mejor que una siesta? Dice Frayer que el sueño de los clientes a los que retrató era tan profundo que ninguno de ellos se despertó mientras buscaba el encuadre perfecto para sacar la fotografía. Y añade que no le hubiese gustado molestar a nadie: "Todos tenían una gran cara de satisfacción".

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Sobre la firma

Mónica Luengo Montero
Redactora de la sección de última hora. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en el periódico. Antes trabajó en las revistas El País Semanal, ICON y Buenavida. También fue redactora en La Gaceta de Salamanca. Estudió periodismo en la Universidad Pontificia de Salamanca y Sciences Po, más tarde cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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