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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Mas languidece

La ausencia de novedades en la comparecencia del president fue precisamente lo más llamativo

Manuel Cruz

Si atendiéramos a la literalidad de las palabras de Mas en su comparecencia de ayer, nada resultaría más fácil para quien esto firma que ceder a la tentación de titular el presente comentario como "sin novedad en el frente" o cosa parecida. Pero, parafraseando al Ortega que afirmaba "no entendemos lo que pasa, y eso es lo que nos pasa", así también la ausencia de novedades en la comparecencia del president —entiéndaseme bien: habiendo ocurrido todo lo que ha ocurrido de un tiempo a esta parte— constituyó precisamente lo más llamativo de su comparecencia.

Sin el convencimiento que en otros momentos ha sido capaz de mostrar (convencimiento que no convertía en mejores sus ideas, pero sí al menos acreditaba que se las creía), Mas fue desgranando ante los periodistas los lugares comunes que cualquier ciudadano de Cataluña ya ha tenido oportunidad de escucharle, incluyendo los más recientes e insostenibles, como el de que los asuntos relacionados con la familia Pujol pertenecen a la esfera "privada, familiar y personal".

Indicios de esta misma desgana argumentativa fueron también otros momentos, como el que se produjo cuando, lejos de negar enfáticamente (como no dejan de hacer los soberanistas más conspicuos) que los episodios relacionados con el ex president de la Generalitat y su entorno puedan afectar a la buena marcha del procès, se acogió a un ambiguo "no lo sabe nadie" (seguido de un "ya se irá viendo"), que parecía denotar su pesimismo al respecto. Idéntica sensación de desaliño transmitió cuando, invitado a resumir la hoja de ruta para el futuro inmediato, no atinó a proporcionar mejor resumen que este: "el plan es votar el 9 de noviembre o, si no, votar después". O cuando, en fin, instó al pueblo de Cataluña, como si le fuera a hacer mucha falta en el futuro inmediato, a la fortaleza psicológica.

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Fue, en resumen, una comparecencia más para leer entre líneas que al pie de la letra

Fue, en resumen, una comparecencia más para leer entre líneas que al pie de la letra. Una comparecencia cuya clave de sentido último probablemente se encuentre en su destinatario. ¿A quién iba dirigida su referencia tardía -y un punto contradictoria, tras haber reiterado que lo que estaba ocurriendo en Cataluña era cosa del pueblo, y que él se limitaba a "acompañar a la mayoría"- a la necesidad de liderazgos fuertes? ¿A qué venía la insistencia, entre cansina y fastidiada, en afirmar que "hemos hecho los deberes"? ¿Equivalía a un "yo he cumplido con mi parte" o más bien a un "yo ya no puedo hacer más"?

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