_
_
_
_
_

En defensa de la sangría

Javier de las Muelas, fundador del imperio Dry Martini, nos habla sobre el buen beber. Un avance: quiere que el vino deje de ser el primo pobre de la coctelería

Jordi Poch

Por mucho que el gintonic se haya apropiado de la cultura del cóctel en nuestro país, hablar de vino es hablar también de cócteles. Los espumosos están relacionados con la coctelería desde hace más de un siglo: el Black Velvet (mitad cerveza negra y mitad champán) se creó en 1861, en el Brooks Club de Londres, para conmemorar la muerte del príncipe Alberto. El Kir Royal, que es crema de cassis con champán, nació en los cincuenta. Por no hablar de la actual fiebre por el Spritz o los reactualizados Bellinis.

Los vinos están relacionados con la coctelería desde hace más de un siglo

El vino blanco también se presta a innovar. Hace años (casi treinta), subido a mi moto, una Honda de 125cc, fui a San Sebastián con una única ilusión: visitar el restaurante de Juan Mari Arzak. Después de comer, les pedí un combinado mágico –había tenido una noche agitada– y me ofrecieron una maravilla a base de jugo de lima Rose's, Amaretto di Saronno, vino blanco y piel de naranja. Una combinación excelsa que me permitió disfrutar de un ágape único.

En cuanto a la cultura del vino, en el centro y norte de Europa en invierno se sirve caliente, con hierbas, especias y miel, siendo un reconstituyente muy típico de las estaciones de esquí. Aquí, sin embargo, el sector se ha quedado muy anclado en el pasado y necesita evolucionar, romper paradigmas. La gente del champán lo ha hecho, ha encontrado otros momentos y otras maneras de consumirlo. Yo acabo de crear para Freixenet la Black Cocktail Collection, la primera colección de cócteles para espumosos del mundo, que se va a lanzar en los 145 países donde está presente la compañía.

El problema de la sangría es que su receta y su momento de consumo se han vulgarizado

También me entusiasma la sangría, el combinado español más reconocido internacionalmente. El problema es que su receta y su momento de consumo se han vulgarizado. La sirven en cualquier bar de costa, elaborada de cualquier manera, cuando hay que dar valor a todo lo que tenemos de bueno. En los locales que he abierto en Bali, Singapur y Rio de Janeiro, uno de los cócteles más demandados es la sangría, pero elaborada con los mejores ingredientes, y siempre servida en bonitas jarras y copas. Porque la sangría es una bebida que crea un momento de comunidad y porque alrededor del comer y del beber hay algo mucho más importante: compartir.

La vanguardia del cóctel

Javier de las Muelas está considerado como un referente en el mundo de la coctelería. Abrió su primer local en Barcelona en el año 1979 y hoy en día es propietario y gestor de varios restaurantes y bares por todo el mundo.

En España cuenta con varios locales en Cataluña: en Barcelona y en los paradores de Arties (Lleida) y Aguablava (Gerona). Además del Dry Martini Madrid, Dry Palma de Mallorca y el Dry San Sebastián.

Sus otros establecimientos están en Bali (Indonesia), Singapur y Río de Janeiro (Brasil). Además, ha escrito un libro titulado Cocktails & Drinks Book, es colaborador habitual de varios medios de comunicación y jurado en competiciones de coctelería.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_