La ilegalidad vigente
El pasado miércoles estuve en la enésima entrevista de trabajo donde me ofrezco como comercial de 51 años con 30 años de experiencia en varios sectores y con título de técnico comercial. Llevo unas 40 entrevistas en dos meses como la del otro día.
Un joven con pinta de ejecutivo, sin darme mucha explicación del trabajo y sin haber mirado, ni siquiera ojeado, mi currículo, pasa a preguntarme directamente: ¿tienes ganas de trabajar? Por supuesto que le digo que sí. Bien, me contesta, pues aquí hay trabajo. Pago semanal sobre ventas cerradas, a 10 euros la operación. Te puedes llevar, si trabajas bien, unos mil euros a tu bolsillo todos los meses. Dame condiciones, le digo. Pones tu coche, la gasolina y tendremos una relación mercantil, no laboral. Bien, tengo que hacerme autónomo entonces, le contesto. Bueno, no es necesario hasta que hayas comisionado una cantidad que merezca la pena y que te permita pagar el coste de la Seguridad Social en régimen de autónomos; tú empieza a trabajar y lo vamos viendo. ¡Ah! y mañana vienes a la formación de ventas y producto que son tres días. ¿Sin dar de alta en la Seguridad Social?, pregunto. ¡Claro!, me responde.
¿Esta es la nueva España que hemos construido con 30 años de democracia? Nos hemos convertido en la peor versión de las relaciones laborales. ¿Este es el Estado de bienestar que queríamos para nosotros y nuestros hijos?— Juan José Ramírez Fuertes.
