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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Medidas para respirar bien

Controlar el tráfico es uno de los remedios básicos para combatir la contaminación

Marcos Balfagón

Respirar un soplo de aire puro en el corazón de muchas de las ciudades del planeta —desde Pekín y México DF hasta Nueva Delhi y Atenas— es una experiencia muy difícil. La seña de identidad de muchas grandes ciudades cuando se mira al cielo es más bien esa espesa boina de contaminación que aparece de cuando en cuando.

El parque automovilístico, claro símbolo de desarrollo, es también uno de los principales aliados de la contaminación. Los tubos de escape de millones de coches, motos y autobuses que ruedan por el asfalto contribuyen a dar forma a esa capa grisácea que envuelve las ciudades. De ahí que controlar el tráfico sea uno de los remedios más obvios para combatir los altos niveles de partículas en suspensión. Sobre todo si se tiene en cuenta que a la asfixia de los centros metropolitanos contribuyen de manera especial los vehículos con motor diésel, cada vez más frecuentes.

Unas cuantas capitales españolas están en la lista negra de la UE por la alta concentración de sustancias nocivas, como el dióxido de nitrógeno. Madrid, que no escapa a los malos humos, ya ha anunciado que, si se disparan los máximos de contaminación, adoptará medidas drásticas.

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El Ayuntamiento limitará la velocidad, acotará el estacionamiento y restringirá el tráfico en función de la matrícula (los que acaben en par circularán unos días; los que terminen en impar, otros).

Las soluciones no son nuevas ni originales. Ya las han experimentado otras ciudades europeas como París, Roma, Londres y Estocolmo, que además fomentan el uso de la bicicleta, apuestan por autobuses híbridos, cobran peajes urbanos para acceder al centro, prohíben el tráfico a los coches más antiguos, facilitan el acceso al transporte público...

Los expertos de la Unión Europea —donde el 90% de la población que vive en las ciudades respira aire viciado— no se cansan de repetir una y otra vez que la contaminación atmosférica puede llegar a reducir la esperanza de vida en alrededor de dos años. Las partículas nocivas penetran en el sistema respiratorio y causan enfermedades graves. O sea, que la elección está clara: o controles o salud.

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