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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una dimisión tardía

El director de los Mossos renuncia a su cargo un día antes de la votación prevista para su reprobación en el Parlamento catalán

Soledad Calés

Justo un día antes de que el Parlamento catalán votara por segunda vez una moción que pedía su dimisión, el director general de Policía de la Generalitat y jefe de los Mossos d’Esquadra, Manel Prat, presentó su renuncia al cargo. Pero no porque asumiera ninguna responsabilidad, que no lo hizo, sino porque a diferencia de la anterior moción, esta vez ERC, que apoya al Gobierno de Artur Mas, había hecho saber que votaría a favor.

Solo y sin el apoyo de ningún cargo político ni policial, Prat se fue de la misma forma con la que ha gestionado los conflictos que han desprestigiado a los Mossos d’Esquadra: negando la evidencia. En lugar de reconocer la verdadera razón, dijo que dimitía “por motivos personales”.

Durante su mandato, que la oposición ha calificado de prepotente, se han sucedido los  escándalos. Se estrenó, poco después de llegar al cargo en 2011, con un criticado desalojo de las acampadas del 15-M en la plaza de Cataluña. Pero el caso que más le ha erosionado y que ha precipitado su dimisión ha sido el de Ester Quintana, que perdió un ojo a causa de un impacto de bala de goma tras participar en una manifestación en 2012.

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Prat y el entonces consejero de Interior, Felip Puig, no solo negaron a Quintana su condición de víctima, sino que la trataron de mentirosa, asegurando que no había fuerzas policiales donde ella se encontraba. Cinco veces cambió el consejero la versión oficial, y a lo largo de esta patética marcha atrás sin reconocer errores lo que se vio es que los policías habían ocultado información a sus mandos y estos a sus responsables políticos. Unos mandos que no controlan siquiera la información ¿qué control pueden acreditar sobre las actuaciones del cuerpo?

Lo mismo ocurrió con la muerte del empresario Andrés Benítez de un ataque al corazón cuando era reducido de forma asfixiante por varios agentes. Vídeos grabados por vecinos desmintieron la versión oficial y demostraron que incluso el atestado era inexacto. A pesar de ello, los dos consejeros que se han sucedido en Interior han apoyado a Prat, una joven promesa de CDC protegida por el propio presidente Mas. Pero la situación se hizo insostenible cuando el juez del caso Quintana dio por demostrado que perdió el ojo por el impacto de una bala de goma.

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