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Los clásicos nunca pierden

Mario Andretti, Carlos Reutemann o Alain Prost fueron pilotos Martini en los setenta. Ahora la marca vuelve a la Fórmula 1 de la mano de Williams, y se encomienda a un motor Mercedes

Un bólido durante los años setenta, cuando Martini era uno de los más populares patrocinadores del Mundial de F1
Un bólido durante los años setenta, cuando Martini era uno de los más populares patrocinadores del Mundial de F1

Vuelan las bandejas de cócteles (copa de cono invertido, tallo largo) con diversas variedades de la misma bebida (Martini con granizado de café, clásico con aceituna cruzada, Bianco Royale) y la gente se arremolina alrededor de los canapés. Hay un bólido de Fórmula 1 encima de un escenario que se insinúa tras unas cortinas de agua. Allí posan los pilotos luciendo un mono blanco con una banda azul celeste, negro caucho y rojo Martini que recorre la recta que va del hombro al pie izquierdo. También hay muchos tacones, más corbatas y un hilo musical de lo más festivo. No es una escena descartada de La gran belleza, la película oscarizada donde los logos de Martini asomaban en las azoteas, aunque en el acto se hace referencia una y otra vez a La dolce vita. Es la presentación, en el estudio londinense de Stella McCartney, de una alianza automovilística: la de la escudería inglesa Williams con la marca de bebidas más icónica de la galaxia de licores. Entonces, uno de los maestros de ceremonias dice: “Si es cierto que los coches bonitos corren más, este definitivamente va a volar”.

Un poco más tarde, el brasileño Felipe Massa, el nuevo piloto del equipo, que busca aquí renacer tras unos años más bien modestos en Ferrari, repite para ICON: “¿Que cómo me veo en el espejo? Me siento maravilloso. Es una de las máquinas más bonitas que he visto en mi vida”. Parece extraño que se hable tanto de estilo en una presentación de motor, en la puesta de largo de este FW36, pero no lo es tanto en un acto en el que incluso el segundo piloto, el finlandés y joven Valtteri Bottas, bromea con las películas de James Bond (“mezclado, no agitado”) al pedir una consumición: “Mi cine favorito, al margen de 007, son las comedias finlandesas. Su humor es muy sarcástico”. Incluso Pat Symonds, veterano director técnico del equipo, admite que le habría encantado ser una estrella de rock.

Massa no es el único nuevo en Williams, que ha renovado a gran parte del equipo justo cuando han cambiado muchas normas en el campeonato para acabar con la dictadura de lo aerodinámico en favor del motor y de la conducción. Y Williams tiene ahora el mejor, el Mercedes, tal como se ha confirmado en los primeros grandes premios de 2014.

Imagen del flamante FW36, una belleza de bólido sobre el que se apoya una rubia de similar porte
Imagen del flamante FW36, una belleza de bólido sobre el que se apoya una rubia de similar porte

Más bello que la Victoria de Samotracia

Sir Frank Williams fundó el equipo que lleva su apellido en 1966 y, a pesar de haber quedado sentado en una silla de ruedas tras un accidente de circulación en 1986, no ha abandonado su obsesión por el motor. Desde aquella lejana primera carrera, la escuadra ha logrado 16 campeonatos mundiales (nueve de constructores y siete de pilotos), con momentos memorables como el último año de Prost, en 1993, cuando se impuso a Ayrton Senna. Actualmente, su hija Claire ocupa el cargo de directora adjunta del equipo, algo que también le da un rasgo distintivo a Williams Martini Racing en un circo donde las mujeres suelen jugar un papel más bien decorativo.

El idilio de Martini y el motor data de 1968 y cada generación recuerda ese logo y las bandas estilizadas de Martini Racing en un coche distinto, ya sea en los Porsches o en los Lancia del World Championship for Makes. Martini también ha participado en la Fórmula 1 en diversas escuderías como Brabham, Lotus o Ferrari, aunque ahora llevaba más de un lustro apartado del paddock. “Hemos podido manejar presupuestos generosos y no se me ocurre una unión mejor de dos marcas con tantísimo pasado en común y con una tradición tan rica”, apunta Sir Frank, sin esconder la sonrisa de alivio tras unos años discretos.

Un rezo para protegerlos a todos

“Hay mucha ilusión. De alguna forma estamos empezando de cero todos. Y es muy diferente a Ferrari. Los ingleses son muy diferentes a los italianos, menos bulliciosos, pero yo espero aportar un poco de sangre latina”, explica Massa, que busca devolver también el podio a ambas marcas. Parece lógico confiar en alguien con tantas carreras a sus espaldas para un equipo que busca la rampa ascendente. Symonds, de hecho, explica que “es perfecto tenerlo. Massa no es como Fernando Alonso, con el que trabajé, pero del que no podría ser amigo fuera de los circuitos. Massa es un gran ser humano, además de un buen piloto, y eso es una influencia muy buena para un momento como este”. La fama de persona afable y de hombre de equipo no le pesa demasiado: “La gente me respeta por ser así y no pienso cambiar”, dice el brasileño. De hecho, afirma que su fe religiosa le ha servido, especialmente en momentos como los de su grave accidente en 2009: “Rezo cada noche por lo que tengo y pido protección. No solo para mí, sino para todos nosotros”. Su país, Brasil, está presente en las oraciones: “Espero que hagamos un buen papel en el Mundial y quiero creer que yo también lo haré cuando corra allí”.

Un Porsche Martini durante un campeonato de los años setenta en el que hacía mucho calor
Un Porsche Martini durante un campeonato de los años setenta en el que hacía mucho calor

Lo velará un compatriota. El legendario Ayrton Senna, también brasileño y también muy religioso, perdió su vida en un coche de esta escudería, y el equipo ha querido recordarlo siempre con una ese en el alerón delantero de sus autos. Este año, en el vigésimo aniversario del suceso, los coches de Williams Martini Racing tendrán una imagen del piloto paulista con la leyenda “Ayrton Senna sempre”. Massa reconoce que piensa en los pilotos de su país cuando se pone este mono: “Fueron muy importantes para Brasil. Y además este uniforme blanco, este logo y este coche… Es un clásico, todo un clásico”.

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