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El último rebote de Rodman

El baloncesto le sacó de un violento suburbio de Dallas. Se convirtió en el chico malo de la NBA, salió con Madonna y con Carmen Electra, pero el alcohol acabó con su carrera deportiva Ahora irrita al mundo con su nuevo amigo: el dictador norcoreano Kim Jong-un

Robert Álvarez
Dennis Rodman, con su característico estilismo de colores, ‘piercings’ y tatuajes, en 2012.
Dennis Rodman, con su característico estilismo de colores, ‘piercings’ y tatuajes, en 2012.GETTY

La afición por un deporte y por un equipo, el baloncesto y los Chicago Bulls de Michael Jordan, es uno de los pocos datos fehacientes que salpican las semblanzas sobre Kim Jong-un, el jefe de Estado más joven del mundo, tanto si cumplió 31 años el pasado miércoles como si fueron 32, ya que ni siquiera ese dato es del todo seguro. Las escasas reseñas sobre la vida del tercer líder de la dinastía comunista que gobierna Corea del Norte cuentan que se aficionó a la NBA durante la década de los noventa, mientras estudiaba en un colegio inglés, en Gümligen primero y, al parecer, en Köniz después, ambas localidades cercanas a Berna. Era la época de máximo esplendor de uno de los mejores deportistas de todos los tiempos, Michael Jordan, ganador de seis anillos de campeón con el equipo de Chicago. Los tres últimos títulos de Jordan, tras el asesinato de su padre, su primera retirada y su fugaz y frustrado intento de triunfar en el béisbol, los obtuvo en una escuadra de la que había pasado a formar parte Dennis Keith Rodman, alias el Gusano. Esa fue la génesis de la rocambolesca historia que, un cuarto de siglo después, ha desembocado en la chocante relación de amistad entre Rodman y Kim Jong-un.

El último capítulo, esta misma semana, ha dejado una llamativa imagen, la de Rodman, desde el centro de un repleto pabellón de Pyongyang, cantándole el Cumpleaños feliz a Kim Jong-un, el mismo que ordenó ejecutar a su propio tío, que mantiene un siniestro régimen que efectúa pruebas atómicas pese a las restricciones de la ONU y que ha encarcelado a miles de disidentes políticos y también al misionero estadounidense Kenneth Bale, condenado a 15 años acusado de conspirar contra el Gobierno norcoreano. Rodman, un personaje extravagante donde los haya, cultiva esa amistad con Kim Jong-un y le visita con bombo y platillo, o lo que es lo mismo, en una operación mediática apoyada por una productora estadounidense y con el patrocinio de una casa de apuestas irlandesa, la misma que patrocinó su viaje a El Vaticano y que aseguraba que devolvería el dinero si salía elegido un Papa negro.

Se supone que Rodman es consciente de las ampollas que levantan los cuatro viajes que ha efectuado a Corea del Norte. Considera las visitas como un intercambio cultural y recuerda que en 2000, la secretaria de Estado, Madeleine Albright, obsequió a Kim Jong-il, el padre del ahora líder norcoreano, con un balón dedicado por Jordan. “Si ciertas puertas se abren y podemos hablar de algunas cosas… pero no quiero decirle: ‘¡Eh tío, que vais por mal camino!”, suelta Rodman.

Rodman (derecha) y Kim Jong-un (en medio) asisten al partido de baloncesto disputado entre viejas glorias de la NBA y la selección norcoreana, el pasado miércoles.
Rodman (derecha) y Kim Jong-un (en medio) asisten al partido de baloncesto disputado entre viejas glorias de la NBA y la selección norcoreana, el pasado miércoles.KCNA / REUTERS

Nacido en 1961 en Trenton, Nueva Jersey, Rodman fue abandonado muy joven por su padre, un piloto de las Fuerzas Aéreas que asegura que tiene 26 hijos más. Creció, junto a su madre Shirley y sus hermanas Debra y Kim, en uno de los barrios más desestructurados y peligrosos de Dallas. Un día, mientras trabajaba de barrendero en el aeropuerto de la ciudad tejana, no tuvo mejor ocurrencia que deslizar un palo a través de las rejas de un almacén y robar una veintena de relojes. “¡Lo que no sabía es que había una puta cámara!”, lamentó tiempo después. Fue durante esa época cuando creció unos 25 centímetros en dos años y obtuvo una beca deportiva para una modesta universidad de Oklahoma.

Pronto destacó en el baloncesto. Fue adoptado por una familia de granjeros en la que le inculcaron una ética de trabajo, con jornadas que empezaban a las cinco y media de la mañana. Los Pistons lo eligieron en el draft de 1986, y encajó de pleno con la mentalidad de los Bad Boys, como se hicieron mundialmente famosos los componentes del equipo de Detroit que ganó los títulos de la NBA en 1989 y 1990.

Rodman se construyó una imagen extravagante. Se cubrió la piel de tatuajes, se perforó con numerosos piercings y se tiñó el pelo con todos los colores del arco iris. La policía acudía a menudo a su domicilio a causa de los escándalos y alborotos nocturnos que montaba y coleccionó multas por conducir en estado de ebriedad y exceder los límites de velocidad.

En 1993, el matrimonio con la madre de su primera hija se rompió. Fue por entonces cuando lo encontraron un día en su camioneta, con un fusil cargado en la mano. Cuatro años más tarde, confesó que en aquel momento pensaba en el suicidio. Antes de llegar a los Bulls en 1995, jugó dos años con San Antonio Spurs. Mantuvo una corta relación con Madonna, antes de casarse con la actriz Carmen Electra, de la que se divorció medio año después.

Rodman abraza a Michael Jordan durante un partido en 1996.
Rodman abraza a Michael Jordan durante un partido en 1996.GETTY

En 1997 compareció vestido de novia para presentar su autobiografía, Bad as I wanna be, argumentando que era homosexual y que iba a casarse consigo mismo. Posó con atuendos extravagantes en las portadas de Sports Illustrated y Rolling Stone y acabó convertido, por momentos, en una atracción mediática casi tan grande como Michael Jordan. En las canchas acumulaba multas, faltas técnicas, suspensiones… Pero al mismo tiempo fue un jugador relevante. “Revolucionó la manera de entender el juego siendo capaz de cambiar el desarrollo de un partido sin necesidad de anotar”, afirmó Bill Walton. Lo consiguió, básicamente, a base de coger rebotes. Encadenó siete temporadas como el mejor de la especialidad, desde 1991 hasta 1998, una proeza única en la historia de la competición. Acabó su carrera con cinco anillos de campeón, dos con los Pistons y tres con los Bulls, y fue dos veces All Star. El alcohol estuvo a punto de destruirle y puso fin a su carrera en 2000, tras dos cortas etapas en los Lakers y Dallas. Intentó volver a la competición en 2003, tras ganar la ABA con los Long Beach Jam, pero la NBA ya no quería saber nada de él. Llegó a jugar, poco y sin éxito, en Finlandia. Participa en reality shows para estrellas intoxicadas como Celebrity Rehab y Sober House, lo intentó como DJ, apareció como actor en un par de películas junto a Jean Claude Van Damme, ganó el primer campeonato de lucha de celebridades, fue durante un tiempo el director de la Liga Lencería de fútbol americano y lanzó una marca de vodka llamada Bad Ass.

La amistad de Rodman con Kim Jong-un y sus viajes a Corea del Norte han levantado ampollas. Él trata de explicar lo que parece inexplicable. “Mis viajes me han permitido sentir el entusiasmo y el calor de los aficionados coreanos. Las sonrisas que hemos visto en las caras de los niños y de sus familias son la recompensa de los grandes esfuerzos que hemos hecho para completar nuestra misión, evitando la política”. Esta semana se plantó con un equipo de exjugadores de la NBA, con cuatro antiguos all star como Vin Baker, Kenny Anderson, Cliff Robinson y Craig Hodges, además de Doug Christie y Charles Smith. Entrevistado por la CNN, Rodman perdió los nervios cuando le insistieron sobre si era consciente de las atrocidades que ha cometido su amigo Kim Jong-un y, pese a que Charles Smith intentaba calmarle, en un estado de excitación evidente le soltó a su interlocutor, Chris Cuomo: “No me importa lo que tú pienses”. Un día después, Rodman se disculpó y atribuyó su salida de tono al estrés y a que había bebido alcohol. En verano, el exjugador de la NBA, dejó otra frase que define su mentalidad sobre la relación que mantiene con el líder norcoreano. “Si no termino entre los tres finalistas para el próximo Nobel de la Paz, es que algo no funciona bien”.

Rodman, en estado puro.

Un turbulento ‘All star’

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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