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Netanyahu derrocha en velas y flores

El primer ministro israelí, según las cuentas oficiales, se gasta al año 19.000 euros en estos artículos mientras aplica importantes recortes sociales

Benjamin Netanyahu y su esposa Sara.
Benjamin Netanyahu y su esposa Sara.AP

Ser primer ministro es caro. Más en Israel, donde la seguridad, sobre todo desde el asesinato de Isaac Rabin en 1995, es estricta y necesaria. En 2012 Benjamín Netanyahu gastó 3,3 millones de shékels (690.000 euros) en el mantenimiento y cuidado de sus tres residencias, dos en Jerusalén y otra en la localidad costera de Cesárea. En el pasado ya se ha criticado a Netanyahu por sus gustos refinados, su amor por el helado de pistacho con cargo a las arcas públicas y su afición a instalar una cama en los aviones en los que vuela por trabajo. El hecho de que ahora se sepa que el año pasado gastó 1.250 euros en velas perfumadas y 19.800 en centros de flores ha alimentado la indignación de unos votantes cada vez más molestos por el encarecimiento de los bienes básicos y la creciente disparidad entre ricos y pobres. Y eso que muchos de sus gastos personales los paga el primer ministro de su bolsillo.

En 2011, en el contexto de una oleada de protestas indignadas, Netanyahu reveló su salario: 9.100 euros mensuales. Tras impuestos y deducciones varias, como su aportación a la seguridad social y los gastos de su coche blindado, le quedan netos 3.000 euros al mes. En comparación, Mariano Rajoy, presidente del gobierno español, ingresa en bruto unos 6.500 euros al mes. Israel es un país acostumbrado históricamente a primeros ministros espartanos y poco conocedores de excesos o lujos. David Ben Gurion, el fundador de la patria, pasó sus últimos años en una modesta morada en el desierto.

Según reveló el gobierno el domingo, Netanyahu gastó en 2012 unos 606.000 euros en su residencia oficial en Jerusalén. Es una casa con mucha seguridad y por lo que dicen quienes han sido recibidos en ella, muy sobria. “No hay casa tan sencilla como esa”, dijo ayer el viceministro de Exteriores Zeev Elkin en la radio pública. “Yo me encuentro con otros jefes de estado, y no veo nada similar”. No será la Casa Blanca, pero Netanyahu tiene su propio chalé en Cesarea, con piscina y una factura de agua de 16.000 euros. El propio primer ministro paga gastos como ese de su propio bolsillo, a pesar de que según sus asesores esa residencia “sirve todo el año para recibir a jefes de Estado, efectuar consultas y mantener encuentros”.

Los medios israelíes han hecho la cuenta y estiman que cada familia israelí paga solo 0,42 euros anuales para ayudar a mantener a Netanyahu. “Se tiene que admitir que no es en realidad mucho dinero”, escribió en el diario Maariv el comentarista Aryeh Aplatoni. “El problema es la imagen que transmite. Cuando el primer ministro propone un presupuesto tan hinchado y sin fundamento al estado al que lidera no puede mirar a los electores a los ojos y decirles que no tiene más opciones que recortarles sus servicios sociales, su salud y su educación”. Su gobierno, es cierto, ha propuesto este año hasta 600 millones de euros de recortes en programas sociales.

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