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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Todos pierden

Sainete por la interferencia de Guindos en el nombramiento del jefe de la patronal bancaria

El desencuentro entre los grandes banqueros y el ministro de Economía, Luis de Guindos, a propósito del nombramiento del próximo presidente de la patronal bancaria, ha exhibido perfiles de sainete. Y ha culminado, de momento, en una desairada posición para todos los protagonistas.

Los banqueros eligieron al anterior director de regulación bancaria del Banco de España, José María Roldán, como sustituto de Miguel Martín, quien cumple muy pronto dos mandatos, al frente de la AEB. La capacidad técnica de este profesional —que anteriormente fue jefe de gabinete de Rodrigo Rato cuando este ejercía la vicepresidencia económica del Gobierno— no ha sido discutida por nadie, hasta ahora.

Pero las cúpulas de las entidades sortearon con un curioso zigzag el cumplimiento de la normativa sobre incompatibilidades: anunciaron su nombramiento a futuro, cuando hubieran transcurrido los seis meses de cuarentena obligatoria.

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También el ministro Guindos empleó un método peculiar para oponerse a ese nombramiento. Apeló a estándares éticos para argumentar que no debía pasar del emisor al sector privado en solo seis meses un alto cargo de aquel, responsable además de la regulación durante una época de enorme crisis financiera. E incluso amenazó con una reforma legal que equipararía la cuarentena de los directivos a la del gobernador, dos años.

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Esto último es muy razonable, pero nadie lo había planteado antes, y resulta inconveniente la amenaza de redactar una ley para solventar a placer de la autoridad un asunto ad personam. Además, Guindos ha mezclado argumentos. Si se trata de evocar los conflictos de interés que puede generar un exceso de “puertas giratorias” —también se generan si se nombran profesionales poco duchos en las materias—, quizá mayor problema hubo cuando la AEB nombró a Martín, exsubgobernador, como presidente. O como cuando el propio Guindos salió del ministerio con Rato, accedió luego al Consejo del Banco Mare Nostrum y desde este volvió al ministerio.

No sería muestra de un exceso de liberalismo tratar de influir en tal nombramiento, o sugerir un nombre concreto. Un sesgo de sospecha puede recaer en el sustituto de Roldán (una vez este ha renunciado elegantemente), con perjuicio para el ministro (por intervencionismo) y contra la banca (por sumisión). De momento, todos pierden.

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