_
_
_
_
_
El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una inoportuna ‘peineta’

Un gesto soez enturbia la campaña de Peer Steinbrück, candidato socialdemócrata a la cancillería alemana

Marcos Balfagón

Un gesto vale más que mil anuncios. Esta será seguramente la inesperada lección que habrá aprendido el candidato socialdemócrata a la cancillería alemana, Peer Steinbrück, a tenor de la polémica que se ha desatado en Alemania tras aparecer en la portada del suplemento del Süddeutsche Zeitung haciendo una peineta, gesto obsceno que en nada ayuda a mejorar su imagen pública.

Steinbrück había logrado acortar distancias respecto de su rival, la canciller Angela Merkel, y muchos de sus partidarios esperaban aún que el candidato diera la sorpresa en las legislativas del próximo día 22. Pero la inoportuna imagen no va a ayudar a que se produzca el milagro. No parece propio de quien aspira a asumir la responsabilidad de dirigir los destinos de la nación alemana, expresar de forma tan dudosa su opinión sobre un adversario político, aunque sea sobre el criticado expresidente italiano Silvio Berlusconi. La expresión facial del candidato no deja lugar a dudas: es un adusto gesto de desprecio, del que seguro que ahora se arrepiente.

Es lo que tiene aceptar una entrevista en la que las respuestas solo pueden expresarse con mímica: que no se presta a los matices. La revista ha buscado, legítimamente, el mayor impacto posible: del repertorio de respuestas gestuales que Steinbrück proporcionó, la mayoría simpáticas y hasta divertidas, eligió para la portada la más provocativa. Y ciertamente, el semanario del Süddeutsche Zeitung lo ha conseguido. La imagen no solo ha tenido una importante repercusión doméstica, sino que ha catapultado al candidato con su gesto a toda la prensa mundial. El partido de la canciller Merkel ha aprovechado la situación y ha calificado la acción de Steinbrück de “inaceptable”, en un intento de desgastar la imagen de su rival de cara a las elecciones del día 22.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Los partidarios del líder socialdemócrata han tratado de justificar lo sucedido por la incomodidad que le ha causado la dureza de la campaña, en la que ha sido ridiculizado y comparado con Silvio Berlusconi. Sin embargo, si se trataba de marcar distancias respecto del polémico y denostado político italiano, responder “al modo” de Berlusconi no parece la mejor forma de conseguirlo.

 

 

Un gesto vale más que mil anuncios. Esta será seguramente la inesperada lección que habrá aprendido el candidato socialdemócrata a la cancillería alemana, Peer Steinbrück, a tenor de la polémica que se ha desatado en Alemania tras aparecer en la portada del suplemento de Süddeutsche Zeitung haciendo una peineta, gesto obsceno que en nada ayuda a mejorar su imagen pública.

Steinbrück había logrado acortar distancias respecto de su rival, la canciller Angela Merkel, y muchos de sus partidarios esperaban aún que el candidato diera la sorpresa en las legislativas del próximo día 22. Pero la inoportuna imagen no va a ayudar a que se produzca el milagro. No parece propio de quien aspira a asumir la responsabilidad de dirigir los destinos de la nación alemana, expresar de forma tan soez su opinión sobre un adversario político, aunque sea sobre el denostado expresidente italiano Silvio Berlusconi. La expresión facial del candidato no deja lugar a dudas: es un adusto gesto de desprecio, del que seguro que ahora se arrepiente.

Es lo que tiene aceptar una entrevista en la que las respuestas solo pueden expresarse con mímica: que no se presta a los matices. La revista tampoco ha sido muy considerada con el candidato: del repertorio de respuestas gestuales que Steinbrück proporcionó, la mayoría simpáticas y hasta divertidas, eligió para la portada la más provocativa y la que expresa una personalidad más adusta. Siendo una publicación de centro-izquierda, parece que si se le ha planteado algún dilema entre favorecer al candidato con una imagen simpática o asegurarse el impacto, ha optado por lo segundo. Y ciertamente lo ha conseguido. La imagen no solo ha tenido una importante repercusión doméstica, sino que ha catapultado al candidato con el peor gesto posible a toda la prensa mundial.

Sus partidarios han tratado de justificar el error por la incomodidad que le ha causado la dureza de la campaña, en la que ha sido ridiculizado y comparado con Berlusconi. Pero esta justificación aun empeora las cosas, pues si se trataba de marcar distancias respecto del polémico político italiano, responder “al modo” de Berlusconi no parece la mejor forma de hacerlo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_