Derecho a la reproducción
El Ministerio de Sanidad ha decidido negar a lesbianas y mujeres solas el derecho a la reproducción asistida pública. Se opta por reservar estos servicios a “parejas integradas por un hombre y una mujer”. Todo ello sin obedecer a una ideología arcaica, sino a criterios “terapéuticos y preventivos”.
Este es nuestro Gobierno, dispuesto a defender la vida allá donde esté amenazada, con un decreto que repudia a la comunidad de lesbianas y madres solteras. Las relega a la anormalidad. Aquella excusa tan utilizada por los que roban este derecho a familias apartadas del canon patriarcal —“la vida de ese niño será muy dura, se reirán de él”— se volatilizaría, no nos engañemos, si superáramos la diferencia para enseñar en la unidad: el deseo de dar vida.
El Partido Popular actúa como un omnipresente Gran Hermano, sumergiéndose en la intimidad femenina para decidir qué pueden hacer las mujeres. Un partido que se afana en defender la vida la niega, sin embargo, en su totalidad. Para ellos, la vida debe ajustarse a sus condiciones; de no ser así, lo anormal está condenado a la periferia, a la exclusión más absurda y más indecente: la no-vida.— Isabel Villar Hernández.