La princesa fiestera

¿Definida por sus compañías?

A la británica Cressida Bonas la acompañaron al menos dos coetáneas reseñables durante sus años en la Universidad de Leeds. Una era una chica elegante y alarmantemente parecida a ella que se llamaba Chelsy Davy, y que era, a ratos intermitentes, novia del príncipe Enrique de Inglaterra desde que las dos iban juntas a la escuela de Stowe en 2004 hasta 2010. La otra era la pizpireta Jamie Lang, llamada a ser protagonista del exitoso reality Made in Chelsea, sobre las etílicas desventuras de un grupo de ociosos niños bien. Cressida es hoy una mezcla de las dos. Tres años después de que terminara la relación entre Enrique y Davy, es ella quien sale con el tercero en la línea de sucesión británica. También es una mujer lo suficientemente fiestera como para que, esta semana, Lang le dijera que sería perfecta para su programa.

¿Amor verdadero o vodka con Red Bull?

La primera vez que se vio juntos a Cressida y Enrique fue en la fiesta que siguió al preestreno de El caballero oscuro: la leyenda renace en julio, bebiendo vodka y besándose apasionadamente en el Embassy Mayfair de Londres. Esa ha sido la norma desde entonces: en febrero acudieron juntos al 53º cumpleaños del príncipe Andrés —tío de Enrique— en Verbier, y Cressida pasó gran parte de la velada sobre el regazo del joven, recibiendo a los camareros que le traían bandejas de vodka con Red Bull. A finales de marzo fueron reconocidos pareja oficial por la prensa británica. Hace unos días, el tabloide The Star anunciaba que la chica iba a tener su propia escolta, acaso una muestra de cuán en serio se toma o bien la Casa Real (si es cierto) o la prensa británica (si es falso) esta relación.

¿Le quiere, no le quiere?

Añade esa prensa que Enrique está perdidamente enamorado y preparado para casarse con Cressida, pero que ella no está tan segura. Al menos la primera parte suena factible. El príncipe que acudió a una fiesta vestido de nazi y que se fotografió haciendo un trío en Las Vegas bien podría haber encontrado una cómplice en la hija de la despendolada it girl sesentera lady Mary Goye —aún pueden verse sus pechos en el libro de la época Birds of England— y Jeffrey Bonas, un adinerado exalumno de Old Harrow, la exclusiva escuela donde estudió Churchill. Es cierto que la chica, que por mucho que insista en que es actriz y modelo no se la ha visto ejercer tales tareas, no tiene ocupación conocida. Algo que, por otro lado, una princesa no necesitará.