Servir a ideologías
El 27 de diciembre, leo en EL PAÍS una carta al director titulada Por una educación para los alumnos, firmada por Álvaro Gil Ruiz. Su autor resume la columna semanal de Esperanza Aguirre en el ABC del día 17 de diciembre que dedicaba al ministro Wert para animarle a “mantener nuestros principios esenciales”. El señor Gil, siguiendo el ejemplo, alienta a su vez al ministro para que no ceje en su empeño por mejorar nuestro sistema educativo para que los alumnos sean educados tal y como quieran los padres. Aguirre afirmaba (permítaseme la cita que no recogía Gil) que: “nosotros, los liberal-conservadores, creemos que el aula no está para servir a las ideologías” y “nuestros adversarios creen en el adoctrinamiento”. Quiero tan solo destacar las contradicciones, a mi modo de ver, patentes entre lo que se predica y lo que realmente se practica.
Comparto, desde luego, la necesidad de mejorar nuestro sistema educativo. Todo lo que se haga es poco. Empezando por suprimir la subida del IVA para los productos escolares o lo que hay que pagar por llevar la comida de casa y un largo etcétera que supone la mayor caída presupuestaria de la historia en enseñanza.
Y estoy también completamente de acuerdo en que la escuela no debe ser un centro de adoctrinamiento, tampoco de catequesis, claro. Pero si suprimir, como quiere la Iglesia católica, Educación para la Ciudadanía, e introducir una asignatura obligatoria y evaluable para los que no elijan Religión católica, es no servir a una determinada ideología, que venga Dios y lo vea.— Luis de Luxán Meléndez.
