Un ejemplo de líder y de país
Fui uno de los afortunados que participó en el seminario Brasil, por la senda del crecimientoorganizado por EL PAÍS en el contexto de la visita de la presidenta Dilma Rousseff.
Me considero una persona racional y científica, pero no pude contener la emoción al escuchar el discurso de la presidenta y al procesar mentalmente todos los avances de aquel país que pisé por primera vez hace más de 25 años.
Y sentí también una envidia sana. De una presidenta con visión estratégica, con personalidad, afirmativa y altanera sin pretenciosidad. De un país pujante, que confía en sus capacidades y recursos, que planifica elementos centrales del crecimiento económico, la inclusión social y la proyección exterior. Toda una experiencia de desarrollo y de presencia soberana en el mundo que nuestra pobre España debería conocer y aplicar.
Nos faltan gobernantes con grandeza de miras, sin complejos ni ambigüedades, que lideren un proceso de reflexión y acción participativa para pensarnos estratégicamente como ciudadanos españoles en este siglo XXI en el que no sabemos como sociedad hacia dónde queremos caminar. Sin rumbo y sin planificación, cualquier camino nos conducirá a ningún lugar. Necesitamos “empaparnos” del ejemplo brasileño y de sus políticas y experiencias.— Bruno Ayllón Pino.
