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Tribuna
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Por una alianza transatlántica de fuerzas progresistas

La política de recuperación económica debe ir acompañada de la corrección de la injusta distribución de los ingresos y de la riqueza

La elección de François Hollande ha cambiado drásticamente no sólo el paisaje político en Francia, sino también en Europa. La izquierda europea ha recuperado la confianza y la autoestima. Ya antes de los comicios franceses, la disolución de los gobiernos holandés y rumano, así como la mayoría absoluta de Robert Fico en Eslovaquia, constituyeron señales claras de un nuevo rumbo. Lo mismo puede decirse de algunas elecciones regionales en Alemania. Ciertamente, la victoria de François Hollande puede ser un punto de inflexión.

Ahora son posibles nuevas alianzas. Ante todo, con los ciudadanos y ciudadanas de Europa que sufren las severas y estrictas políticas de austeridad que el Gobierno conservador alemán ha promovido con el apoyo de Nicolás Sarkozy. En ese sentido, debemos reforzar la comunicación con la ciudadanía. Además, los gobiernos y los primeros ministros de izquierdas que han padecido la fuerte presión de Merkel y Sarkozy se convierten ahora en socios en la resistencia. Los socialistas y demócratas en el Parlamento Europeo, que desde hace mucho tiempo defendemos una política alternativa de crecimiento, recibimos un fuerte respaldo del recién elegido presidente. Varias propuestas para estimular la inversión pública y devolverla a los niveles anteriores de la crisis están ya sobre la mesa. Es importante cambiar la regla de oro de la restricción presupuestaria y económica por una regla de oro por el equilibrio presupuestario a través de la inversión en crecimiento.

Estrechamente ligada a la política de recuperación económica está la política para corregir la injusta distribución de los ingresos y de la riqueza. La evolución negativa de la distribución de ingresos se traduce en una creciente distancia entre los ricos y los pobres, que es más palpable en Estados Unidos que en Europa. Pero también en muchos países europeos vemos esta tendencia negativa. Recuperar los niveles de distribución de ingresos y de riqueza de hace 20 años ya contribuiría a promover el crecimiento y el empleo, porque los grupos que registran menores ingresos gastarían más y fomentarían el consumo. Las propuestas impositivas de Hollande y Obama, y las relevantes propuestas de socialistas y demócratas van en la misma dirección: reducir la injusta redistribución y recolectar dinero para inversiones. Debemos desarrollar una estrategia común que tenga en cuenta las diferencias  y peculiaridades.nacionales

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Desde hace meses, el presidente Obama aboga por una mayor inversión que genere crecimiento y empleo. Hay que destacar que muchos de los que en la derecha suelen seguir a ciegas las políticas de Estados Unidos, ahora critican la política de Obama de invertir en crecimiento. En lo que se refiere a la regulación de los mercados financieros y a la Tasa sobre las Transacciones Financieras, Estados Unidos va por detrás de la Unión Europea, o al menos de los progresistas en Europa. Pero también tenemos por delante la enorme tarea de reequilibrar y ajustar los mercados financieros. Todavía podemos esperar que, si el presidente Obama resulta reelegido, mostrará una posición más progresista en estos asuntos. Sin embargo, esto no depende tan sólo de su reelección, sino también de los resultados de las elecciones al Congreso.

Muchos de los que en la derecha suelen seguir a ciegas las políticas de Estados Unidos, ahora critican la política de Obama de invertir en crecimiento

Otras cuestiones en que Socialistas y Demócratas en Europa y el Partido Demócrata en Estados Unidos deberían cooperar más son los derechos civiles/humanos y la inmigración/integración. Las nuestras son sociedades de una gran diversidad. Esto se ve tanto en la orientación sexual como en las diversas procedencias geográficas que están en el origen de muchos de nuestros ciudadanos y ciudadanas. Ya no podemos dividir nuestras sociedades en claras mayorías y minorías, no podemos hablar de "ellos" y "nosotros". Muchas declaraciones de François Hollande y de Obama indican que estos dos líderes, con su apertura, están preparados para desarrollar sociedades progresistas y afirmar su diversidad. En este terreno, Estados Unidos y los Estados europeos todavía tienen un largo camino por delante para alcanzar sociedades que acepten plenamente su diversidad. Pero con una estrecha alianza podemos avanzar mucho más rápidamente y apoyarnos mutuamente. Únicamente con una estrategia clara y convincente, y con una sólida determinación para construir sociedades abiertas y justas, podemos vencer a grupos nacionalistas de derecha como el Tea Party, a los partidos extremistas y xenófobos que tenemos en varios países europeos.

La izquierda y los progresistas tenemos muchas tareas pendientes a ambos lados del Atlántico. Las fuerzas progresistas, además, son muy variadas. Con todo, debemos aprovechar la oportunidad que se presenta no sólo para dotar a Europa de un nuevo rostro y crear nuevas oportunidades, sino también para construir una cooperación progresista del Atlántico. La enclenque cooperación entre Blair y Clinton junto con algunos otros líderes de la Tercera Vía en el pasado, se pensó y se planificó en parte como alternativa a los socialistas en la Europa continental. Ahora es el momento de retomar la cooperación en la forma de una fuerte alianza progresista entre socialistas, socialdemócratas y demócratas en Europa por un lado, y los demócratas en Estados Unidos por otro.

No puede detenerse la globalización, y tampoco debería detenerse mientras sea justa para todos sus participantes. Pero para que sea justa, necesitamos una potente cooperación entre la UE y Estados Unidos. No una cooperación de aquéllos que están dispuestos a intervenir militarmente sin respaldo de la ONU. Necesitamos una alianza transatlántica de fuerzas progresistas dispuestas a llevar justicia y equidad a nuestras sociedades. El fracaso —más visible que nunca— de las políticas conservadoras en Europa, con su alta tasa de desempleo y una creciente xenofobia, es un factor que contribuye junto con la victoria de François Hollande, a abrir una ventana de oportunidad para esta alianza global. La cooperación entre Estados Unidos y Europa puede ser el núcleo de esta alianza a la que otros deben estar invitados a unirse.

Hannes Swoboda es presidente del Grupo de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo

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