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Famosos 'low cost' toman la Caja Mágica

Algo falla en el Masters de tenis de Madrid donde en el ambiente no se aprecia la alegría de otras ediciones

Luis Gómez
Anne Igartiburu y Mar Flores, en un palco de la Caja Mágica.
Anne Igartiburu y Mar Flores, en un palco de la Caja Mágica.GTRES

Algo falla en el Masters de tenis de Madrid y no es solo la tierra azul, una aportación estética que parecía encajar con los nuevos tiempos de este año 2012, caracterizados por un absolut PP en Madrid, dominador del municipio, de la comunidad y de la Moncloa. Ningún otro torneo deportivo de los que se celebran en la capital hace una distinción tan flagrante entre la clase turística (con derecho a grada y a hotdog prepago) y la élite (palco y pulsera vip que incluye un buffet escandaloso). Algo falla en el ambiente que no se aprecia la alegría de otras ediciones.

Puede ser el suceso de Bankia (nacionalizar siempre asusta a las élites), los efectos secundarios de la cacería en Botsuana, los pocos dividendos que reparte la bolsa de un tiempo a esta parte, puede ser incluso la crisis que tan lejana se escucha entre ostras y champán, pero lo cierto es que hay como un recorte de celebridades y de políticos en los aledaños de la pista azul. No se ve la alegría de otros tiempos donde todo el pijerío se concentraba en el evento y se podía observar cuáles eran las últimas tendencias en el vestuario afterwork de los ejecutivos agresivos de la city madrileña. La Caja Mágica, grada aparte naturalmente, era como una prolongación de Serrano, con algunas gotas de La Moraleja y un relleno inevitable de Las Rozas, ciudad dormitorio de los que aspiran a ser ricos algún día. Ahora que ya no hay necesidad de invitar a un sociata, ahora que no hay intrusos, pues como que falta ambiente.

Ya el palco ha flojeado los primeros días del Masters: no hay ministros (seguramente ocupados en preparar algo para el viernes) y el famoseo es de bajo coste: algo de Anne Igartiburu, Mar Flores y su marido Javier Merino, Mónica Pont y Paloma Lago junto a deportistas jubilados (Santana y Carlos Sainz). Ni siquiera futbolistas de élite (Granero no entra en el once titular): no se entiende que, a estas alturas, Mourinho no haya pisado un palco. Los patrocinadores se afanan como de costumbre en traer invitados con cartel, pero no se aprecia tensión entre los reporteros. A pesar de la pista azul, todo es como triste por el momento. Mientras el populacho se divierte con los djs en una fiesta organizada por una marca de cerveza, las élites no disfrutan del champán en medio de la crisis. No en este Masters de Madrid con una pista azul. Y no es cuestión de conciencia.

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