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¡Libertad!

Un paso en el largo camino hacia la paz

Con la liberación de los 10 últimos militares y policías secuestrados por las FARC se cierra uno de los más dolorosos capítulos de la historia nacional. Terminan largos años de horror. (...) La negra noche comenzó con el ataque contra una patrulla en Pavarandó (Chocó) el 25 de agosto de 1996, cuando fueron secuestrados 12 infantes de Marina.

Lo que sigue es una trama de terror que marcó a Colombia como un referente mundial del secuestro. La guerrilla, en su sangriento recorrido por este cruel delito, ha cometido muchas tropelías. Las vergonzosas imágenes de los uniformados en verdaderos campos de concentración, entre alambrados de púas, mientras eran inspeccionados y humillados por Jorge Briceño, el tenebroso Mono Jojoy, dieron la vuelta al planeta. (...) De todo se ha visto y sufrido en este vía crucis. (...) Las FARC han traspasado los límites de la crueldad. Al hijo del cabo Felipe Pérez lo consumió un cáncer mientras suplicaba poder decirle adiós a su padre, a quien después asesinaron en el monte. No vamos a continuar esta lacerante descripción de brutalidades.

A las FARC no hay que darles las gracias, pues fueron ellas las únicas culpables de tanta infamia. Pero se debe resaltar que hayan cumplido su palabra. (...) La entrega de los secuestrados era una exigencia del país y del Gobierno como uno de los puntos para buscar la reconciliación. Pero ese grupo aún está en deuda. (...)

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Este es, sin embargo, un paso en el largo camino hacia la paz. Una luz de esperanza. Ojalá así lo entiendan los violentos, incluidas las tenebrosas bandas criminales, que son otro brazo de la bestia.

El Tiempo. Bogotá, 4 de abril

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