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Eurovisión se aleja de la tendencia 'friki'

El certamen apuesta este año por la vuelta a la tradicional balada y se apoya en rostros conocidos

El festival de Eurovisión, que últimamente viraba hacia la parodia, volverá a su concepto clásico en su próxima edición, programada en Moscú en mayo, con el regreso de la balada romántica y algunos nombres de recorrido internacional.

El certamen, que celebrará su final el 16 de mayo en el moscovita Olympiyski Indoor Arena, ya cuenta con 36 participantes seleccionados de los 42 países compiten este año, en el que la tendencia friki inaugurada por el austríaco Alf Poier en 2003 y rematada en 2008 con Rodolfo Chikilicuatre y El pavo Dustin, irlandés, parece que ha sido erradicada.

Los rebeldes han vuelto al redil: España eligió a Soraya, que recupera la tradición de intérpretes surgidos de Operación Triunfo con la que se consiguió reavivar el tirón televisivo de Eurovisión en 2001, y que apuesta por la música disco con acordes orientales en La noche es para mí.

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Mientras tanto, Irlanda, el país con más victorias en el certamen, cambiará los extraños sonidos del pavo por el pop-rock juvenil de Sinead Mulvey y Black Daisy, unas émulas de Avril Lavigne que interpretan Et Cetera.

Tan sólo la República Checa, que mandará al grupo gitano Gipsy.cz a la capital rusa, puede romper la seriedad de esta 54 edición, aunque tendrá que pasar el filtro de la semifinal.

Además de los rumores que apuntan que la modelo, cantante y actriz Milla Jovovich como presentadora de la gala final, rostros muy conocidos pasarán por el escenario, diseñado por John Casey, buscando la victoria.

Con el nuevo método de votación -que contará con un jurado especializado-, las grandes potencias de Europa occidental recuperan la ilusión por una victoria que desplazó su epicentro al Este, donde se benefician del "voto amigo" por vecindad de fronteras.

Vuelta a la balada

Francia lleva a una de sus divas, Patricia Kaas, para desempolvar la balada, uno de los clásicos eurovisivos, con el tema Et s'il fallait le faire, y Reino Unido sigue sus pasos con Jade, una especie de Leona Lewis que interpreta It's my time, compuesta por el histórico Andrew Lloyd Webber.

La canción romántica también es la opción de Finlandia, con Is it true, de Johanna Guorun; Lituania, con Sasha Son y su Pasiklydes Zmogus; Portugal con Todas as ruas do amor, de Flor de Lis; Chipre con Christina Metaxa cantando Firefly, y Malta, la tercera intentona de Chiara con What if we, entre otros.

También repite el griego Sakis Rouvas, ídolo del público gay, que ha sido siempre parte fundamental del colectivo eurofan. Tras quedar tercero con Shake it, vuelve a la carga con This is our night.

La polémica está servida

Israel recurre a la políglota Noa en un controvertido dúo con la palestina Mira Awad en Einaiych (There must be another way), una decisión que sectores palestinos no han visto con buenos ojos: Intelectuales y artistas árabes emitieron un comunicado argumentando que la participación del dúo en Eurovisión transmite "una falsa realidad", un Israel "democrático", "ilustrado" y "en búsqueda de la paz".

No es la única polémica: Georgia fue en vano instada a retirar a su participante, el grupo Stephan & 3G, por una presunta alusión ofensiva al primer ministro ruso, Vladímir Putin. El estribillo de la canción "We don't wanna put in/The negative move/It's killin' the groove" podría traducirse haciendo un juego de palabras como "No queremos a Putin/El mal rollo/Estropea la buena onda".

Los foros de fans, menos centrados en la política, apuestan por el folk juvenil de Alexander Rybar, un virtuoso del violín que también canta en Fairytale, así como el grupo pop suizo Lovebugs, que interpretan The highest heights.

Mientras tanto, Alemania no convence con Miss Kiss Kiss Bang, de Alex Swings, Oscar Sings. Y desde el Este llegan épicas composiciones con la voz del búlgaro Krassimir Avramov, con el tema Illusion, a la vez que Hungría rinde homenaje al musical clásico en clave techno con Adok Zoli y Dance with me.

Una de las propuestas más curiosas es la eslovena, donde el grupo Quartissimo presenta Love symphony, canción casi exclusivamente instrumental, mientras el catalán tendrá este año una presencia más amplia con Susanne Georgi, la representante de Andorra que canta en esta lengua La teva decisiò.

Estonia, la anfitriona Rusia, Serbia, Suecia, Eslovaquia y Ucrania todavía no han elegido representante, mientras que, al igual que en la República Checa, en Bélgica todavía no tienen canción elegida para su candidato, Patrick Ouchène.

Los días 12 y 14 de mayo, Moscú acogerá dos semifinales para seleccionar a los veinte finalistas que, junto al Big Four (España, Francia, Reino Unido y Alemania) y al país anfitrión, se disputarán el título que ganó en Belgrado el ruso Dima Bilan.

EFE

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