Limonada casera
Es verano, hace calor, apetece algo fresquito y bla bla bla. Éstos son los tópicos habituales que soltamos cuando hablamos de limonada, y sobra insistir en ellos. Sí veo necesario hacer una pequeña reivindicación de la versión casera de esta bebida. Es extraño que prefiramos comprar Fanta, Kas, Trina o cualquiera de los refrescos de limón que existen en el mercado cuando hacer una limonada en casa lleva unos 10 minutos, y el sabor está a varias galaxias de distancia.
Eso por no hablar de los perjuicios para nuestro cuerpo del abuso de los unos (sí, los refrescos en-gor-dan) y los beneficios de la otra.
Esta limonada se diferencia de las habituales en que no se prepara con el zumo del limón, sino con la fruta entera. Por eso tiene un punto de amargor que la vuelve menos dulzona y más refrescante -si no te gusta el punto amargo, pelas los limones y punto. También es algo más densa y aprovecha mejor la fibra de la fruta.
Está basada en una receta de GoodFood, pero después de una prueba en la que obtuve auténtico engrudo, he adaptado las cantidades para que quede más líquida y un poco menos salvaje.
Por último, he introducido ingredientes nuevos como la menta y la sal para darle todavía más frescura.
No hace falta decir que los que se quieran dar a la bebida la pueden mezclar con su licor favorito.
DificultadPara seres unineuronales.
Ingredientes
Para 1-1,5 litros de limonada
- 4 limones (si pueden ser sin encerar, mejor)
- 200 gr. de azúcar
- 1 cucharadita de sal
- 1 rama de menta o hierbabuena