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La competitividad de España pierde puestos y la de Latinoamérica los gana

España cae dos posiciones en el 'ranking' mundial, mientras que Argentina y Brasil mejoran

Planta de trabajo e instalaciones aeroespaciales en Brasil.
Planta de trabajo e instalaciones aeroespaciales en Brasil.Ricardo Funari/Getty Images

La competitividad de España se resiente. El país ha caído dos puestos, hasta el 34 del mundo, según el Índice de Competitividad Global, un informe del Foro Económico Mundial que este año clasifica a 138 países según su capacidad para competir en el mercado global. La lista la lideran las habituales Suiza, Estados Unidos, Singapur, Países Bajos y Alemania. Los países latinoamericanos siguen rezagados, pero en su conjunto mejoran posiciones.

El estudio se centra en 12 grandes variables que incluyen la calidad de las instituciones púbicas y las infraestructuras, la educación de la población, la madurez tecnológica o la innovación. También tiene en cuenta otras laborales y financieras. Yemen es el Estado, como en otros estudios comparativos, que obtiene las peores puntuaciones.

De esas grandes variables, la que más lastra a España es el entorno macroeconómico. El país se ubica en la posición 122 mundial. En el capítulo de infraestructuras, en cambio, sale bien parado. Ocupa el puesto 12 por su buena puntuación en construcción en el ámbito del transporte y en la capacidad de las aerolíneas que operan en sus aeropuertos. Como indicadores específicos el informe puntúa los países en 114 aspectos. Ahí, España consigue el mejor registro en esperanza de vida, la cuarta más alta de los Estados analizados.

Hasta aquí los resultados, pero el estudio pretende analizar también las causas y se complementa con una encuesta a ejecutivos. A la hora de gestionar sus negocios en España dicen toparse con la ineficiencia de la burocracia gubernamental, y también mencionan otros problemas, como unos tipos impositivos altos y una normativa laboral que consideran restrictiva.

La mejora de Latinoamérica

El informe presenta unos resultados relativamente buenos para Latinoamérica, que aunque aparece en posiciones bajas (el primer país latinoamericano no aparece hasta el puesto 33, Chile, y el siguiente en el 47, Costa Rica), se ve aupada por las expectativas de crecimiento (1,1% de media en 2017, según el Fondo Monetario Internacional). Para los autores del análisis quedan ya atrás fenómenos lesivos para la región, como el desplome del precio de las materias primas y el deterioro de las exportaciones, que derivaron en una depreciación de las monedas. Aquel fenómeno, de acuerdo con el análisis, no fue suficiente para reimpulsar nuevos sectores productivos que reanimasen el crecimiento.

Aunque la sacudida de la crisis se sigue notando en algunas variables macroeconómicas, Latinoamérica mejora en algunos pilares básicos de competitividad: las infraestructuras y el capital humano (sube, en general, la calidad de la salud y de la educación). El informe se muestra optimista en este punto, porque cree que estas variables servirán para que la región descubra nuevas fuentes de crecimiento.

Con todo, Latinoamérica está muy lejos de los primeros puestos, y sigue rezagada por culpa de su baja productividad, alta informalidad, escasa diversificación de las exportaciones y un crecimiento que se revela incapaz de crear empleo.

Salen relativamente bien paradas Costa Rica, Panamá y México. En los últimos puestos de estudio figuran Venezuela, Paraguay y El Salvador. Se excluyen del análisis Bolivia y Cuba. Las tres mayores economías de la región, Brasil, México y Argentina, se mantienen igual o mejoran:

Brasil. Escala un puesto y se sitúa en el 80. El país venía cayendo en el ranking de otros años, pero este año se recupera de los escándalos de corrupción y de la inestabilidad política que lo aquejaron en el pasado. A la mejora en este aspecto, el de las instituciones públicas, se suman otras novedades positivas: el control de la inflación y el déficit público y la mejora de los resultados de innovación.

México. Repite puesto, el 51, lo que refleja, a criterio de los autores del informe, que el país progresa, pero muy lentamente. Acusa el informe la baja calidad de sus instituciones públicas (en concreto, la ineficiencia en el gasto público) y privadas (se deteriora la ética corporativa de las empresas). Es necesario emprender reformas que mejoren la innovación y la capacidad de competir de los mercados de productos, se asegura en el texto.

Argentina. Figura más atrás, en el puesto 92, pero gana doce posiciones en solo un año. Mejoran sus instituciones y organizaciones (o lo que es lo mismo en este caso, la confianza depositada en ellas) y la adopción de nueva tecnologías. Conforme el Gobierno ayude a mejorar la eficiencia de sus mercados, y Argentina resulte más atractiva para las inversiones, la economía del país irá ganando terreno.

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