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La rebelión de los pasajeros

La expulsión de un viajero de United Airlines lleva los inconvenientes de volar a nuevas cotas

Cristina Galindo

Cuando uno se apretuja en la clase turista de un avión, enseguida nota las rodillas rozando el asiento de enfrente. La obsesión de las aerolíneas por aprovechar cada centímetro a bordo ha empezado también a acortar en algunos casos el espacio que hay entre la cara del viajero del respaldo de delante, provocando claustrofobia, ansiedad e ira, según los psicólogos. Hace tiempo que volar puede ser una pesadilla. Aeropuertos saturados, colas interminables (para facturar, pasar los controles de seguridad, embarcar), retrasos, cancelaciones, overbooking y pérdidas de equipaje. La expulsión el domingo pasado de un pasajero de United Airlines en Chicago —grabada con varios móviles y rápidamente viralizada— ha llevado los inconvenientes de volar a nuevas cotas.

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Gritando, con la boca ensangrentada y el resto de pasajeros atónitos, el doctor David Dao fue sacado a rastras del avión por la policía. La compañía necesitaba su asiento para un empleado que debía estar al día siguiente en Louisville (Kentucky). El doctor fue víctima del overbooking, una práctica tan legal como cuestionable. Para mejorar la ocupación, las aerolíneas venden más billetes de los disponibles porque cuentan con que algún pasajero no embarque. Cuando se equivocan piden voluntarios para quedarse en tierra y, si no los hay, la compañía los selecciona y les indemniza. De los 613 millones de billetes que se compraron en 2016, se impidió embarcar a los titulares de 46.000 de esos billetes. En el caso del doctor, fue expulsado cuando ya se había acomodado en su asiento. La tripulación puede decidir echar a un pasajero, pero se ha abierto una investigación sobre este caso: consuela saber que el Departamento de Aviación de Chicago cree que la manera en la que actuaron los oficiales de seguridad “no fue acorde” con las normas.

Hace tiempo que volar puede ser una pesadilla: colas,  retrasos, pérdidas de equipaje, cancelaciones...

La actitud de United Airlines (han tenido que pasar dos días para que pidiera perdón al pasajero) saca a la luz el controvertido trato que las aerolíneas dispensan en ocasiones a sus clientes. En EE UU, cuatro grandes compañías se reparten buena parte del mercado (hace una década eran nueve). En Europa, donde hay una mayor penetración del bajo coste, se supone que hay más competencia, pero en la carrera por abaratar tarifas las condiciones del viaje pueden ser más que espartanas. No es de extrañar que en la lista de las mejores 10 compañías aéreas del mundo de TripAdvisor no esté ninguna europea y solo una norteamericana, Alaska Airlines. Este sector es uno de los que más reclamaciones recibe, pero las organizaciones de consumidores advierten que la mayoría de los afectados no suele presentar una queja formal porque no siempre conoce las compensaciones que podrían recibir.

La resistencia del doctor podría servir de inspiración a otros pasajeros, si no fuera porque tras su negativa a salir del avión ha pasado de víctima a sospechoso: los medios han escarbado en su biografía y han expuesto que en 2004 fue condenado por prescribir analgésicos ilegalmente, a veces a cambio de sexo. En tierra, arrastrado, expulsado y humillado, habrá que ver qué reclamación presenta Dao.

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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