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Madrid rechaza el macrocomplejo con casino del grupo estadounidense Cordish

El Gobierno de la comunidad niega los permisos solicitados porque exigiría inversiones públicas de 340 millones y por dudas de su viabilidad

Recreación del centro de ocio, hoteles y congresos que planea el grupo Cordish en Madrid.
Recreación del centro de ocio, hoteles y congresos que planea el grupo Cordish en Madrid.
Javier Salvatierra

"Quiero ser cautelosa, pero tiene una pinta muy buena". Eso decía la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, cuando se tuvo noticia en diciembre de 2016 del macrocomplejo de ocio que la empresa estadounidense The Cordish Companies planeaba construir en Torres de la Alameda. Apenas cuatro meses después, el Gobierno de Cifuentes ha rechazado el proyecto porque estima que no reúne los requisitos para el modelo de complejo que los promotores solicitaron y porque ocasionaría a la Comunidad gastos de 340 millones en infraestructuras. No obstante, deja la puerta abierta a dar luz verde si los promotores enmiendan el proyecto o si lo presentan a través de otro tipo de procedimiento. La empresa estadounidense ha confirmado a este periódico que le ha sido comunicada la decisión de la Comunidad de Madrid que emitirá una respuesta cuando termine de “analizarla”.

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Aunque con un plazo más corto, se repite la historia de Eurovegas, otro macrocomplejo centrado en el juego, promovido por el polémico magnate Sheldon Adelson, que desistió de su inversión multimillonaria cuando las administraciones le negaron las ventajas fiscales y legislativas que demandaba.

Fuentes de la empresa han confirmado a EL PAÍS que han recibido la comunicación de la Comunidad de Madrid con la decisión. Estas fuentes sostienen que están “analizando” en detalle la respuesta de la comunidad para dar “la mejor respuesta”. No han confirmado si la empresa tiene previsto modificar el proyecto para ajustarse a los requerimientos del Gobierno regional o si lo abandonan definitivamente. Durante la presentación, Abe Rosenthal, vicepresidente de The Cordish Companies, afirmó que la empresa tenía el control del terreno y que, si no se aprobaba, le encontrarían otro fin “porque el proceso de juntar todas esas tierras (130 hectáreas) ha creado valor por sí mismo”.

Al presentar el proyecto, Cordish, un conglomerado inmobiliario con sede en Baltimore, aseguró que planeaba invertir al menos 2.200 millones de euros en el complejo, que según sus cálculos, iba a crear más de 56.000 empleos. Live! Resorts Madrid, como se denominaba el proyecto, incluía hoteles, restaurantes, tiendas, espacios de entretenimiento, teatros, cines e incluso un circo para atraer a familias, turistas y para la celebración de congresos y convenciones. Para diferenciarse de Eurovegas, afirmaban que la superficie dedicada al juego no iría más allá del 10%. Además, aseguraban que no demandaban ninguna modificación legislativa al Gobierno madrileño.

No obstante, amparándose en esas cifras, Cordish solicitó que Live! Resorts Madrid se tramitara como un Centro Integrado de Desarrollo (CID), un procedimiento “absolutamente excepcional” que solo puede ser concedido por la Comunidad una vez cada 10 años y que otorga al promotor una serie de ventajas “administrativas, urbanísticas y fiscales y de normativa en materia de juego”. Esas ventajas incluyen la posibilidad de construir en cualquier tipo de suelo, e incluso aunque el proyecto no fuera compatible con la ordenación urbanística municipal de la localidad donde fuera a levantarse, licencia para un casino o ventajas fiscales.

Foto y vídeo: uno de los centros de ocio del grupo Corbish, en Texas

Sin embargo, tras estudiar el proyecto, la comunidad considera que, si bien el proyecto en conjunto tendría todos los requisitos para ser un CID –actividades turísticas, de convenciones, de ocio, espectáculos, juego, deportivas, sanitarias, culturales o comerciales y un impacto relevante, efectivo y duradero en el desarrollo económico, social y cultural de la región—, los promotores solo asegura la construcción del área central, que incluye un hotel, zona comercial, restaurantes, un área de juego, un centro de convenciones y aparcamiento. Faltan las instalaciones culturales y deportivas permanentes, que el promotor condiciona a la evolución de los visitantes de la primera fase.

Por si esto fuera poco, la Comunidad sostiene, tras un análisis “profundo, serio y riguroso” del proyecto, que la ubicación elegida “generaría una carga importante para el presupuesto de la Comunidad de Madrid”. Tendría que construir accesos por carretera y por tren y mantenerlos, lo que le ocasionaría gastos estimados en 340 millones de euros. Además, afirma el Gobierno de Cifuentes que en la documentación aportada por los promotores “no queda suficientemente acreditada la viabilidad económica y organizativa del proyecto”, por lo que no se puede valorar el impacto “relevante, efectivo y duradero” que pudiera tener.

Por todo ello, la Comunidad “concluye que no procede tramitar el proyecto “Live! Resorts Madrid-España” por el procedimiento previsto por la ley para la aprobación de un Centro Integrado de Desarrollo, “sin perjuicio de que el concepto de negocio, subsanando las cuestiones destacadas en el anexo, pueda tramitarse por medio de este u otros procedimientos previstos en la normativa vigente”.

Otro proyecto fallido que se une a la larga lista de Eurovegas

C. D.

El bloqueo al macrocomplejo de Cordish ha dejado a Torres de la Alameda, al menos de momento, compuesta y sin casino. Pero no es la primera vez que un proyecto millonario se queda en agua de borrajas. El más sonado fue el fiasco de Eurovegas. Pero la lista es larga: Ciudad Real soñó con un complejo de casinos y golf en 2005 llamado El Reino de Don Quijote que no se levantó. El grupo chino Wanda tanteó abrir en Madrid un centro de ocio que nunca llegó. En el desierto de los Monegros se proyectó una zona con 32 casinos al estilo de Las Vegas. Tampoco vio la luz. Y eso, sin contar con los municipios que siguen esperando parques temáticos prometidos por diversos promotores, desde uno ambientado en Tierra Santa en Baleares al que debía recrear El Señor de los Anillos en Málaga.

Eurovegas fue el mayor fiasco porque era un proyecto colosal. Impulsado por Las Vegas Sand, conglomerado controlado por Sheldon Adelson con casinos en Estados Unidos, Macao y Singapur, planteó con una inversión de 17.000 millones y 250.000 empleos. Elegiría entre Madrid y Cataluña. Generó una fuerte rivalidad entre por ver quién ofrecía más ventajas. Ganó la Comunidad de Madrid y se debía construir cerca de Alcorcón.

El Gobierno estaba dispuesto a casi todo lo que le había pedido Adelson. Y la Comunidad de Madrid ya había cambiado diversas leyes, en especial sobre fiscalidad del juego. Adelson quería que se pudiera fumar en los casinos. Y hasta eso se aceptó estudiar, a pesar de que suponía un duro golpe contra la ley antitabaco. Sin embargo, Las Vegas Sand quería que se blindara por contrato que ninguna ley cambiaría. Y si ocurría, exigía derecho a una indemnización millonaria. El Gobierno de Mariano Rajoy se plantó y Eurovegas quedó anulado en 2013.

En Cataluña, cuando se quedaron fuera del proyecto de Eurovegas, también anunciaron un macroproyecto propio: seis nuevos parques temáticos que se levantarían en Vila-seca y Salou (Tarragona) con 4.500 millones de inversión. Se llamaría Barcelona World y lo levantaría la promotora de Enrique Bañuelos. Este proyecto no ha desaparecido, pero se ha descafeinando. En 2016 se hablaba de una inversión máxima de 2.500 millones.

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