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El FMI pide que se deje morir a los bancos débiles para reforzar los sanos

El organismo defiende la consolidación para que el sector pueda ser rentable en un ambiente de debilidad económica y bajos tipos de interés

La directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde
La directora del Fondo Monetario Internacional, Christine LagardeEFE

La persistencia de la debilidad económica y la laxitud monetaria plantean un reto al sector financiero, hasta el punto de obligar a los grupos financieros a ajustar sus modelos de negocio y consolidarse "para garantizar su rentabilidad". Eso implica que las entidades más débiles "deberán abandonar el mercado". Es el mensaje que lanza el Fondo Monetario Internacional (FMI) ocho años después del derrumbe de Lehman Brothers, mientras trata de dar con la fórmula que permita a la economía vuelva a crecer como con el potencial previo a la crisis.

“Habrá bancos débiles que tendrán que salir del mercado y sistemas bancarios que tendrán que reducirse”, avisa el FMI

El informe de estabilidad financiera del FMI muestra que las cosas están bajo control a corto plazo, gracias a que el precio de las materias primas se recuperó de los mínimos de comienzos de año y a que los flujos de inversión volvieron a los mercados emergentes. También se rebajó la tensión sobre la marcha de la economía china y el trastorno inicial del Brexit pasó relativamente rápido.

Sin embargo, advierte el Fondo, es una calma aparente, porque los riesgos se agudizan a medio plazo. El organismo que dirige Christine Lagarde teme que la situación actual sea la calma que precede a la tormenta. El mercado da por hecho, por ejemplo, que los tipos de interés seguirán bajos durante un periodo prolongado, lo que mermará la rentabilidad de los bancos. El clima de agitación política en algunos países alimenta, en paralelo, un lenguaje “aislacionista” que dificulta la solución de los problemas que se arrastran desde la crisis.

El lento crecimiento puede desatar una ola de populismo. El FMI advierte que un entorno marcado por el estancamiento financiero y el proteccionismo “provocarán una pérdida del producto mundial de alrededor del 3% hasta 2021. Eso deja a la economía y los mercados “más expuestos” a los choques en un ambiente en el que la regulación, además, es más restrictiva para los bancos, que se preocupan más por cuidar sus balances que a liberar liquidez.

El informe señala que una de cada cuatro entidades financieras en las economías avanzadas se enfrenta a retos estructurales significativos, sobre todo en Europa. El temor, por tanto, es que la baja rentabilidad vaya “carcomiendo” los colchones de capital. Y aunque los tipos bajos son necesarios para apoyar la recuperación, “las instituciones financieras sienten cada vez más los efectos colaterales”. La política monetaria, además, está mostrando sus límites.

Banca más dinámica

Para adaptarse a esta realidad, el FMI emplaza a los bancos a ajustar sus modelos de negocio para preservar su rentabilidad mediante la consolidación. Es decir, fusiones que generen bancos más fuertes. “Habrá bancos débiles que tendrán que salir del mercado y sistemas bancarios que tendrán que reducirse”, augura. “Así la demanda del crédito de los bancos restantes será suficiente como para que exista un sistema bancario dinámico y saludable”.

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El ajuste es aún más “urgente” y debe ser más “exhaustivo” en el caso de los bancos de la zona euro para poder reducir la morosidad y corregir las deficiencias de capital de las entidades más vulnerables. En este sentido, habla de que las autoridades deben adoptar reformas que “faciliten procesos de insolvencia más fluidos”, se acelere la recuperación de activos y se "racionalicen" las redes de sucursales. Es decir: que se cierren oficinas.

No hay mensaje dirigido específicamente a España en este sentido. Pero este país sabe bien de procesos de consolidación, ya que en la última década ha llevado a cabo la reestructuración completa de las cajas de ahorro y una carrera de fusiones bancarias. Aun así, quedan algunos jugadores que todavía precisan de una solución (el FROB ha comenzado a analizar una posible fusión de BMN y Bankia, ambas nacionalizadas).

Los bancos de los países avanzados perdieron 430.000 millones de capitalización bursátil este año, lo que dificulta la corrección de las vulnerabilidades que persisten en el sistema. Eso lleva a los inversores a cuestionar su rentabilidad. "Un tercio del sistema bancario europeo se mantiene débil y no logra generar beneficios sostenibles", indicó Petter Dattels, director adjunto del departamento de mercados de capitales. Un periodo prolongado de bajos tipos o tasas de interés negativas, advierte, puede minar la resistencia financiera a medio plazo.

Tres grupos

Dattels desglosó a los bancos en tres grupos en base a las dificultades que afrontan. Por un lado, se encuentran las entidades que heredaron problemas de la crisis. Por otro, los que fueron recapitalizados. Y por último, los que se encuentran en una fase de transición. En este tercer grupo se encuentra Deutsche Bank. “Deben convencer a los inversores de que su modelo de negocio será viable”, explicó, “estoy seguro de que esos retos se van a superar y de que las autoridades alemanas y europeas seguirán vigilando la situación".

El Fondo no ve necesario en este momento que se incrementen significativamente los requisitos globales de capitalización para proteger la integridad del sistema. La Reserva Federal ya está considerando introducir cambios en la metodología y el proceso que sigue al realizar las pruebas de resistencia a la banca. Eso, en principio, elevará los requerimientos de capital para los ocho mayores conglomerados financieros de EE UU pero los relajará para los pequeños.

El informe de estabilidad financiera dedica un capítulo a la importancia de la gobernabilidad de las empresas y la protección de los accionistas al hacer frente a las crisis. El estudio se basa en datos aportados por el economista español Mauro Guillén. El FMI destaca que es una cuestión de “especial importancia” en la nueva fase en la que se adentra el sistema financiero internacional, especialmente en los países emergentes, porque eso permite apuntalar los balances.

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