Los carburantes se encarecen por tercera semana consecutiva sobre el final de las vacaciones
La gasolina sube un 1% y el gasóleo un 1,35% en la última semana de agosto
El precio de los combustibles ha vuelto a subir. En la última semana de agosto, la gasolina aumentó un 1,01% y el gasóleo un 1,35% y ambos acumulan tres semanas consecutivas de incrementos. A pesar de que se han acercado a los valores máximos de 2016, registran el nivel más bajo desde 2009 para esta época del año.
El litro de gasolina alcanzó en la última semana de agosto los 1,1566 euros y el de diésel los 1,0374 euros, según el Boletín Petrolero de la Unión Europea publicado este jueves. Los combustibles se vendieron más caros que un mes atrás, pero más baratos que un año antes. La gasolina costó 2,3% menos que a fines de agosto de 2015 y el precio del gasóleo fue 1,6% más bajo. Llenar un depósito de 55 litros con gasolina costó 1,49 euros menos que un año atrás y hacerlo con diésel fue 0,90 euros más barato.
Los precios informados se acercan los máximos registrados en lo que va de 2016 y marcan una recuperación con respecto a los mínimos alcanzados a entre enero y febrero. La gasolina se vendió la semana pasada por un precio 8,6% mayor que el más bajo que tocó en lo que va del año, mientras que el diésel ha registrado un aumento del 14,1% con respecto al piso de 2016.
El boletín de la Comisión Europea informa los precios en las gasolineras en la última semana de agosto. Desde entonces, el precio del petróleo Brent ha caído de 48,92 a 46,8 dólares el barril, lo que anticipa un abaratamiento de los carburantes que se verá reflejado en el próximo informe.
España, más barato que Europa
Los combustibles siguen más baratos en España que en el promedio de la Unión Europea y la zona euro. El litro de gasolina en la UE costó 1,294 euros, mientras que en la zona euro se vendió a 1,33 euros. El precio medio del gasóleo fue de 1,142 euros por litro en la UE y de 1,129 en la eurozona.
La diferencia de precios con el resto de los países comunitarios se explica porque en España hay menor presión fiscal sobre los carburantes, a pesar de las subidas del IVA, los mayores impuestos y los nuevos gravámenes al biodiesel.
