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Seat pone fin al monocultivo del Ibiza

El fabricante empieza a ensamblar ‘todocaminos’ tras el éxito del León

Dani Cordero
Un trabajador en la planta de fabricación de Seat en Martorell (Barcelona) el pasado diciembre
Un trabajador en la planta de fabricación de Seat en Martorell (Barcelona) el pasado diciembreROBERT MARQUART (GETTY)

El año pasado Seat logró romper una inercia histórica: el Ibiza dejó de ser su modelo superventas para ceder el testigo al León, de categoría superior y más rentable. Casualidad o no, la marca ha logrado volver este año a los beneficios operativos —trimestrales—, que no veía desde 2008. Ahora encara otro año crucial en su historia. El próximo mes de marzo presentará en el salón de Ginebra su primer todocamino, una categoría que desconoce, pero que ofrece mayores márgenes de negocio.

“Entrar en la categoría de los SUV [todocamino urbano] es algo lógico para Seat porque es el segmento que más crece en Europa y porque es una gama totalmente legítima para esta marca”, explica Christian Stein, director de marketing de la compañía. Como él, otros directivos ven en ésa una apuesta lógica del fabricante español perteneciente al Grupo Volkswagen. Sobre todo después de haber logrado el éxito del León, que ha certificado el fin del monocultivo del Ibiza. Con 31 años en su maletero, ese utilitario que salvó a la marca ha sido un superventas, sí, y ha dado actividad a la planta de Martorell, también, pero ha dejado pocos beneficios en la cuenta de resultados.

La planta de Martorell, ajena al SUV

La fábrica de Martorell vuelve mañana al trabajo tras las vacaciones. Y lo hará sin que salga de la cadena de producción ningún otro Altea, que deja de fabricarse. El motivo es que esa categoría ha sido fagocitada por la de los todocaminos y Seat tiene ya el relevo. Mientras que en el mercado el vacío del Altea ya estará cubierto, no será así todavía en la cadena de producción de Seat, que no tiene claro cuál será su futuro. Está a la espera de que Volkswagen le conceda el ensamblaje del Audi A1, el más pequeño de la marca. Sería una buena noticia, pero acarreará probablemente otra, la marcha del Q3, el modelo que supuso que la fábrica podía hacer coches de alta gama y por el que la plantilla estuvo dispuesta a rebajar sus condiciones laborales. En noviembre se conocerá la decisión de VW, a la espera de que en 2018 y 2019 se conozcan nuevas adjudicaciones de vehículos para las plantas europeas del grupo.

“La situación de Seat es casi un milagro”, sostiene José Antonio Bueno, consultor especializado en el sector de la automoción, en referencia al “estrecho abanico de productos” que ponía en el mercado la marca y que, en su opinión, ha sido el causante de que se haya convertido en la marca popular más pequeña del grupo alemán. La checa Skoda, que vendió el año pasado 796.000 vehículos, hace tiempo que superó a la española, que en 2014 superó por mil unidades el medio millón (según la memoria de la matriz germana).

Pocos fabricantes de automóviles pueden sacar pecho y decir que han resistido gracias al éxito de apenas un modelo, pero Seat lo ha logrado y lo puede decir. Aunque conscientes de lo peligroso que eso es, hace cinco años pusieron en marcha una estrategia para cambiar la tendencia. Los resultados se vieron en 2014. El León, que en 2012 representaba el 22% de las ventas, pasó a copar el 39%, y ese porcentaje va creciendo este año. El Ibiza, en cambio, representa poco más del 35%.

Más margen de ganancia

Joachim Hinz, director de planificación financiera de la marca, sostiene que “el éxito del León ha sido clave para la mejora de los resultados de Seat. Gracias a su atractivo diseño, su avanzada tecnología y la incorporación de una versión familiar, nos hemos podido dirigir a un público más amplio y así ampliar las ventas de forma extraordinaria”. El hecho de que el León sea un automóvil más caro y que se hayan elevado los equipamientos introducidos ha permitido que la venta por cada modelo ofrezca 4.000 euros más de caja.

El primer SUV —la dirección de Seat plantea la creación de una familia de todocaminos formada por tres miembros— que presentará a principios del próximo año es un paso más en ese camino. Por una parte, se plantea la posibilidad de obtener más beneficios por coche vendido, pero también permitir que las ventas de Seat se puedan aproximar a los tres tercios. Los dos primeros para el León y el Ibiza y el tercero más repartido, pero con predominio del mayor de la gama, el todocamino.

Para Matías Carnero, el presidente del comité de empresa, del sindicato UGT, “el riesgo que corre Seat es el de depender de únicamente dos modelos” y, en su opinión, el SUV, del que todavía no se le conocen ni las formas ni el nombre, es “vital” porque “la tendencia del mercado va hacia ese tipo de vehículos”. Otro tema es que el coche no se vaya a producir en la planta de Martorell, sino en unas instalaciones en República Checa de Skoda, también integrante del grupo automovilístico VW, para aprovechar que su plataforma será la misma que la del futuro modelo de coche Skoda Jety.

El SUV, nuevo modelo

“Y después de ampliar gama, lo que tiene que hacer Seat es ampliar mercados”, afirma Bueno, que no entiende cómo la marca española, de capital alemán, no tiene unos países fuertes de ventas, más allá de Alemania y España, donde se concentra su comercialización. El experto no comprende tampoco el motivo de que hoy en día no se estén fabricando seats en alguna de las plantas que el consorcio Volkswagen tiene desperdigadas por Latinoamérica.

Por ahora la marca está centrada en el lanzamiento de su próximo modelo, que una vez lanzado tendrá un año para demostrar si puede considerarse un éxito. Hay quien señala que se prevén producir 80.000 unidades al año, algo más de la mitad que se fabrican del Ibiza o del León. Pero lo que contará es el margen.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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