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España lidera la caída de ingresos públicos en la OCDE durante la crisis

Los recursos públicos cayeron a un ritmo medio anual del 3% entre 2007 y 2013. España también aumentó el gasto durante ese periodo a pesar de los recortes

Alejandro Bolaños

Pese a las sucesivas subidas de impuestos tras el estallido de la crisis, el desplome de la recaudación alimenta el persistente desfase de las cuentas públicas españolas. El último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) da idea de la dimensión del agujero: cuando se relacionan ingresos públicos y población, ninguno de los 34 países industrializados de la OCDE encajó un descenso tan acusado como España entre 2007 y 2013.

Según la última comparación elaborada por la OCDE, que publicó ayer el organismo internacional, la crisis se dejó notar en la recaudación entre 2008 y 2009, para irse recuperando en los años posteriores. En el conjunto de la OCDE, el ingreso público por habitante entre 2007 y 2013 quedó prácticamente estancado (aumentó un 0,13% de media anual durante el periodo de crisis), aunque hubo países en los que la evolución fue mucho más afilada: en Eslovaquia, Corea del Sur o México, los recursos per cápita de los Gobiernos crecieron por encima del 2% anual. En el otro extremo, algunos de los países más señalados por la crisis, como Islandia, Irlanda, Grecia y España.

Entre 2007 y 2013, un periodo en el que la población apenas varió, el volumen de recursos públicos per cápita cayó en España a un ritmo anual del 3%. Fue un descenso más intenso incluso que en Grecia, un país que ha sufrido un retroceso económico mucho mayor (el PIB griego se achicó un 26%, frente al 6% en el caso de la economía española) y que, tradicionalmente, afronta serios problemas para recaudar impuestos. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que había hinchado también el nivel de recursos de las administraciones hasta 2007, es lo que explica que España haya sido el país de la OCDE en el que más bajaron los ingresos públicos por habitante.

Los informes de la Agencia Tributaria ya daban fe del desplome de los recursos tributarios, que aportan más del 90% de los ingresos públicos, pese a que los Gobiernos (del PSOE y del PP) aprobaron notables subidas de impuestos en las principales figuras (IRPF, IVA, sociedades y especiales) para captar más de 30.000 millones de euros en recursos adicionales entre 2007 y 2013.

Pese a esos recargos tributarios, que el Ejecutivo de Rajoy ha empezado a desandar este año con la rebaja del IRPF, la recaudación generada por los principales impuestos en 2013 era todavía un 19% inferior a la de seis años atrás (168.000 millones frente a los 200.000 millones de 2007).

Aumento del gasto

El otro lado del balance de las cuentas públicas contribuye a explicar la persistencia de los desfases presupuestarios (el déficit público español, que llegó al 11,2% del PIB en 2009, era todavía del 5,7% el año pasado). Porque si la reducción de los ingresos fue muy acusada, la evolución global de los gastos por habitante en esos seis años refleja incluso un moderado aumento (el 0,6% anual entre 2007 y 2013), aunque se sitúa entre los más bajos de la OCDE.

El aumento de los gastos, pese a los notables recortes aplicados también en este periodo, se explican por la propia crisis: el repunte de las prestaciones por desempleo y del pago en intereses de la deuda fueron superior al ahorro cosechado con los ajustes.

De esta forma, el nivel de gasto público (cerca del 44% del PIB en 2014) se queda por encima de la media de la OCDE, mientras que España se sitúa muy cerca del promedio de los países industrializados (38% del PIB) en ingresos públicos.

La variación del gasto público durante los seis años analizados muestra que solo en Irlanda ganaron más peso los beneficios sociales (prestación por desempleo) y los rendimientos de la propiedad (los intereses de la deuda). De nuevo, solo en el que se bautizó como tigre celta fue más perjudicado el gasto en inversión pública, la partida más afectada por los ajustes en España.

Una deuda insostenible sin más ajustes

La deuda pública es una de las herencias más pesadas de la crisis: en España, casi se ha triplicado, para superar el 98% del PIB. A ese nivel, la OCDE considera que los recursos detraídos para hacer frente a la carga de esa deuda dañan el crecimiento. Pero, además, cree que habida cuenta de cuál ha sido la política fiscal española en el pasado, es insostenible.

En teoría, el organismo estima que la deuda pública española podría llegar incluso al 170% del PIB antes de que la situación de las cuentas hiciera imposible afrontar los vencimientos. Pero en la práctica, avisa la OCDE, los mercados penalizarían mucho antes a España, lo que se traducirá en un sobrecoste financiero inabordable.

La OCDE incluye a España en el grupo de países (lo completan Grecia, Irlanda, Portugal Italia o Japón) cuya deuda considera insostenible si no son capaces de acumular superávit públicos (sin el coste de la deuda) durante décadas. En el caso español, el saldo primario positivo debería promediar el 2% anual hasta 2040, un cambio radical. Y sin precedentes.

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