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JOSÉ JUAN RUIZ Economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo

“Hay que ser keynesianos también al ahorrar, no solo en el gasto”

Amanda Mars
José Juan Ruiz, economista jefe del Banco Interamericano del Desarrollo.
José Juan Ruiz, economista jefe del Banco Interamericano del Desarrollo.Julian Rojas

El crecimiento por sí mismo no es suficiente para asegurar la reducción de desigualdades, son vitales las políticas públicas diseñadas para ello. El español José Juan Ruiz, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), toca uno de los temas calientes del debate económico actual y entierra, durante la entrevista en Madrid, “la resignación de que la desigualdad solo la puedes resolver reduciendo la pobreza y creciendo al 4%”. Y, aun así, crecer lo suficiente es la gran preocupación de una región que tiembla con cada movimiento de la Reserva Federal estadounidense. El informe que Ruiz ha presentado en España, que trata precisamente sobre recuperación global y normalización monetaria, lleva un subtítulo sugerente: ¿Cómo evitar una crónica anunciada?

Pregunta. ¿Cuál es esa crónica anunciada de América Latina?

Respuesta. Son las consecuencias históricas de una normalización monetaria. Vemos que si el episodio está preanunciado el impacto es menor. En los últimos 30 años hemos vivido las salidas de los tipos bajos de 1994, de 2001-2003 con las puntocom y cuando Ben Bernanke [expresidente de la Reserva Federal] habló de la retirada de estímulos [2013]. En el 94 los mercados fueron tomados por sorpresa y desembocamos en el efecto tequila y después la crisis de Argentina. En 2003-2004 el anuncio de la Fed de que iba a desinflar las puntocom se anunció con 18 meses de antelación, el mercado lo fue digiriendo y la reacción fue mucho más moderada. En mayo de 2013, cuando Bernanke habla, lo que ocurrió es que los precios de los activos se dispararon, vimos que lo no anunciado tiene impacto.

“La capacidad redistributiva de los impuestos es baja en América Latina”

P. ¿Sólo se trata de anticipación?

R. También vemos que la severidad del choque depende del grado de dolarización de la economía, del déficit de tu cuenta corriente y del déficit fiscal. La dolarización ha disminuido respecto a crisis anteriores y puedes usar de forma mucho más activa el tipo de cambio para asilarte del shock exterior. Porque cuando estás muy dolarizado y usas el tipo de cambio tu deuda denominada en dólares crece y necesitas otro ajuste de tu demanda interna. La situación ha mejorado porque la deuda externa es menor gracias al desarrollo de los mercados sobre todo en los grandes países, como México o Brasil. En cuanto a la cuenta corriente, pasamos del déficit del 3% de los 90 a un 1,6% y, en tercer lugar, tenemos un déficit fiscal del 1,8%. Estamos mejor que en los noventa, pero peor que en 2007. Entonces, por primera vez en 40 años, una crisis internacional no se convirtió es una crisis duradera y sistémica para América Latina.

P. ¿Cuál sería el crecimiento objetivo de la región?

R. Entre el 4,5 y el 5%. En Perú sería el 6,5% Chile el 5%, Brasil o México entre el 4,5% o 5%.

P. ¿Para eso hacen falta las famosas reformas estructurales?

“Hacer reformas estructurales es más que

R. Más que reformas estructurales, yo diría reformas de productividad, porque las reformas estructurales en cada país significan una cosa distinta. Las reformas estructurales no consisten en elaborar una ley y aprobarla en el Congreso, sino en cambiar el comportamiento de los agentes económicos porque los incentivos han cambiado. Lo que hace que los países crezcan es su capacidad de generar consensos que permiten cambiar procesos ineficientes y conseguir mantenerlos porque se comparte el beneficio de esas reformas. Perú, por ejemplo, es un país con niveles de productividad muy bajos y lleva 20 años cambiando porque su productividad depende de cosas que tardan muchos años en cambiarse, como la calidad de la educación, el grado de cohesión social, los niveles de igualdad… Igual que simplificamos mucho hablando de América Latina también simplificamos cuando hablamos de reformas estructurales porque no hay una única talla para todos.

P. ¿Qué países pueden ser ahora los motores de América Latina?

R. Para que América Latina crezca tienen que crecer México y Brasil, por mucho que lo hagan Perú o Chile el continente no va a tener crecimientos importantes. Es importante ver cómo esos choques exteriores afectan a cada país y cómo responden. América Latina tuvo una sacudida tremenda en 2008 pero fue capaz de volver a crecer en 2010 porque tenía márgenes fiscales muy amplios: cuando llegó la crisis tenía un superávit primario del 1,5%. Entonces se gastó dos puntos del PIB en políticas expansivas y, sin grandes problemas de inflación ni sociales, la región volvió a estar bien en dos años. Pero no todos los países han retirado los estímulos que introdujeron en 2008, han sido keynesianos gastando, pero hay que serlo en los dos lados: gastar cuando vienen malas y ahorrar cuando vienen buenas. Eso no ha ocurrido.

P. La economía brasileña da la sensación de llegar muy agotada a su gran acontecimiento, el mundial de fútbol. ¿Puede haber más pinchazo?

“Brasil no se va a hundir, es sólida, pero debe mejorar su productividad”

R. Brasil es mucho más que la Copa de Mundo, es una 60% mayor que la economía española. Pero hay una sensación de cierre de ciclo. Desde 2008 no ha sido capaz de recuperar el 4% de crecimiento que estaba teniendo y ha intentado todo lo que ha uno se le puede ocurrir desde el lado de la demanda. Una gran parte del éxito del país ha sido un mercado interno en el que creció su poder de compra. La demanda interna es algo que Lula siempre identificó como un motor de crecimiento y eso se basaba en una fuerte creación de empleo, subidas salariales y más crédito. Pero el empleo no puede crecer siempre al 4%... Entonces usaron política fiscal y tipos de interés bajos. Ahora le queda el otro lado de la ecuación, la oferta, cómo se integra más en la economía mundial, es una economía bastante cerrada. Brasil no se va a hundir, es sólida, pero muy probablemente, para volver a crecimiento del 3% tiene que mirar qué incentivos tiene para invertir y ser más productivo, y eso implica revisiones fiscales, de su mercado laboral, de su sistema de protección social...

P. ¿Cree exitosa o decepcionan la correlación entre el crecimiento de América Latina y su reducción de la desigualdad?

R. Los niveles de desigualdad son muy elevados, de los 20 peores América Latina tiene 11. Ha habido éxitos en la reducción de la pobreza y creación de clases medias y mejora de la distribución, pero el punto de partida era tan malo que es insuficiente. La mejora de la distribución de la renta no ha sido menor, pero probablemente no se debe tanto al crecimiento como al uso inteligente de las políticas públicas. Esa especie de resignación de hace 10 ó 15 años, de que la desigualdad solo la puedes vender reduciendo la pobreza y creciendo al 5%, probablemente lo que te demuestra es que las políticas públicas activas han tenido más impacto sobre la desigualdad. La capacidad redistributiva de los impuestos es muy baja, los países tienen que hacer una enorme revisión de sus sistemas fiscales para mejorar la distribución.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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