Vaca española, consumidor árabe
Líbano, Libia y Argelia se convierten en mercados clave para las exportaciones del sector
Las exportaciones constituyen un elemento fundamental en la industria española de la carne. Sin las ventas en el exterior sería difícil defender las cotizaciones en los mercados y, en consecuencia, mantener abiertas miles de explotaciones, muy especialmente las intensivas.
Gracias a las exportaciones de 1,5 millones de toneladas de porcino, el sector ha logrado incrementar su producción de 2,5 a 3,5 millones de toneladas y convertirse en el segundo productor de la Unión Europea. En avicultura, las ventas en el exterior suponen casi el 15%, como sucede con el ovino o el vacuno. En casi todos los casos, los países europeos, desde Rusia a Portugal, han sido los principales clientes. La existencia de unas buenas estructuras en las explotaciones —a pesar de tener una fuerte dependencia de las importaciones de las materias primas— hace que el conjunto de los sectores de la carne puedan competir con terceros países en esos mismos mercados.
Es el caso del vacuno. Las exportaciones españolas han ascendido en los últimos años a unas 120.000 toneladas anuales, casi el 20% de la producción, en su mayor parte con destino a los países comunitarios con la excepción destacable de las ventas a Marruecos. Sin embargo, en los últimos años han entrado a jugar fuerte en estos mercados unos nuevos compradores de las carnes de vacuno españolas, a las que se están sumando en este momento las de ovino. Se trata, inicialmente, de Líbano, al que han seguido Libia y Argelia y, en menor medida, Egipto y Siria. Los exportadores españoles tratan de sumar a ese grupo a otros países del mismo entorno, como Turquía e incluso del golfo Pérsico.
“Las ventas de carne vía animales vivos a los países árabes son una salida muy importante para el comportamiento favorable de los precios, y se podría decir que las buenas cotizaciones actuales en el mercado interior son consecuencia de las operaciones con varios países árabes”, señala el responsable de la Asociación de Productores de Vacuno (Asoprovac) Javier López. “Sin embargo, hay que señalar que no se trata de nuevos mercados”, subraya López, “sino de recuperar unos países que hace unos años eran nuestros y que se perdieron por la mayor competencia de Brasil, así como por otras condiciones negativas como la paridad euro/dólar o el impacto de los fletes”.
El ovino sigue la estela
España ha sido tradicionalmente exportadora de animales vivos de ovino a los países árabes. Sin embargo, estas ventas estaban limitadas a los periodos coincidentes con las festividades religiosas musulmanas.
Actualmente se mantienen esas ventas, pero —a la sombra de las operaciones de exportación de los animales de vacuno y utilizando en la mayor parte de los casos el mismo medio de transporte— en 2012 se iniciaron las exportaciones de animales vivos de ovino, en principio, fundamentalmente a Libia.
Según Ramón Pérez, uno de los principales operadores en este tipo de comercio, el inicio de las ventas en Libia se produjo a raíz de los cambios políticos registrados en ese país y con ello la desaparición de un sistema de monopolio en el sector. La entrada de España supuso la salida de las ventas en ese mercado de otros países como Rumanía, Brasil y Australia.
En lo que va de año, las ventas de corderos han superado las 200.000 unidades, que se embarcan en su totalidad en el puerto de Cartagena. El tipo de animal demandado en ese país es el de un cordero pesado, con más de 30 kilos, frente a la demanda en España de animales de tamaño pequeño, lechales de unos 5 kilos en canal o medianos, recentales, de unos 10 kilos.
La exportación de ovejas viejas es reducida y se limita al mercado libanés. En ambos casos, las ventas están contribuyendo al sostenimiento de los mercados.
La apertura de la vía árabe para la venta de animales vivos de vacuno —de una calidad igual a la carne que se consume en España, no de animales de desvieje— se inició en los primeros años del siglo, coincidiendo con los problemas provocados por la enfermedad de las vacas locas en algunos países europeos. Desde entonces, señala Sebastián Hernández, uno de los operadores más importantes en este tipo de comercio con los países árabes, el mercado se ha mantenido con oscilaciones en función de las cotizaciones internacionales y la competencia de fuera de la UE.
“Uno de los peores momentos se produjo en 2001, cuando se eliminaron las restituciones a la exportación. Posteriormente volvimos a recuperar esos mercados, dejando en un segundo lugar a Brasil. En este momento, por el precio elevado del euro frente al dólar, estamos volviendo a sufrir la competencia de terceros países como Brasil y también por las actuaciones de otros países comunitarios del centro de Europa”.
Las operaciones de venta de vacuno vivo hacia Libia, Líbano y Argelia se llevan a cabo fundamentalmente desde los puertos de Tarragona y Cartagena en barcos preparados para el transporte de animales, y desde el puerto de Alicante solo hacia Argelia, en camiones. El barco ganadero ya se ha convertido en una imagen habitual en estos puertos. Su periodicidad suele rondar las dos semanas. En función de su llegada, operan ya en España muchos cebaderos, especialmente de las zonas interiores de la Península. Cuando el barco se retrasa, cunde la preocupación entre los ganaderos. “Tenemos el peligro de que por un retraso en las ventas, los animales se vayan de peso y con ello que bajen los precios al aumentar la oferta”, señala Teófilo Moreno, ganadero con cebaderos en Ciempozuelos (Madrid).
En función de los días de llegada del barco, los operadores españoles ponen en marcha su red de colaboradores para el aprovisionamiento del cargamento. Los barcos utilizados para el transporte, propiedad de los operadores árabes, tienen una capacidad para el traslado de entre 700 y 13.000 unidades. En el caso de los buques que se están utilizando en España, la tónica general es el empleo de barcos con capacidad para unos 4.000 terneros. Los animales son alimentados durante unos trayectos hacia Líbano, Libia o Argelia, con una duración de entre cuatro o cinco días. En el caso de los envíos de los animales en camiones a Argelia, el viaje solo es de un día desde Alicante. La siniestralidad en los barcos no suele llegar al 2%.
La demanda se concentra en animales machos con un peso de unos 600 kilos, iguales a los que se sacrifican en España. Una vez se hallan los animales en los puertos de esos países, los operadores proceden a la venta de los mismos por una doble vía. Por un lado, en las propias instalaciones de los puertos se hacen las primeras subastas de animales, destinadas exclusivamente a industriales de la carne para abastecer sus propias necesidades y que suponen solamente un número muy reducido de unidades. El resto del cargamento se traslada a las granjas de que disponen los propios importadores para su mantenimiento hasta darle una salida progresiva. La falta de grandes instalaciones industriales o cámaras frigoríficas hace imposible los sacrificios masivos.
El comercio con los países árabes se ha mantenido principalmente por la existencia de una situación de confianza entre los operadores españoles, que deben contratar y pagar por adelanto los animales, y los operadores árabes destinatarios. Los compradores españoles disponen de cartas de crédito irrevocables con las que operar, sin que hasta la fecha se hayan planteado problemas en este sentido. “La mejor carta de crédito para el desarrollo de estas operaciones es la confianza que ya existe entre nosotros”, señala Sebastián Hernández.
El pasado año, las ventas hacia los países árabes alcanzaron las 80.000 unidades, una cifra récord que este año puede caer a la mitad si se mantienen las cotizaciones negativas del cambio euro-dólar y se intensifica la competencia de países centroeuropeos.
El comercio de animales vivos con estos países está suponiendo una tabla de salvación para las más de 12.000 explotaciones que operan como cebaderos y otras 50.000 explotaciones de vacas nodrizas. Como consecuencia de una caída de la demanda y la competencia exterior, la producción de vacuno en España bajó en la última década de 700.000 toneladas a menos de 600.000. En materia de precios, se calcula que las exportaciones han contribuido a un incremento de los precios de casi un 20%.
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