"Europa me ha abierto un horizonte ilimitado"

Regina Gössel tiene varias cosas en común con otra mujer alemana que se ha convertido en la política del momento en Europa, la canciller Angela Merkel. Ambas se criaron y formaron en la antigua RDA, y la condición de luteranas practicantes en un Estado comunista les imbuyó de un espíritu de resistencia y férrea determinación. Si la primera ministra intenta imponer hoy su Diktat en el capeo de la crisis de la eurozona, su compatriota Gössel, profesora de alemán en Londres, tiene intacta la fidelidad a la idea de Europa que le abrió "un horizonte ilimitado" tras la caída del muro de Berlín.

La otrora ciudadana del bloque oriental recaló hace 16 años en la capital británica, donde combina sus cursos en el Instituto Goethe con las clases particulares a ejecutivos de la City y otros profesionales del mundo académico, el periodismo y la música. "El aprendizaje de lenguas es necesario para entender al otro, establecer puentes y también hacer negocios", subraya desde su dominio del inglés, el ruso y el italiano. Nacida hace 49 años en la pequeña localidad sajona de Freiberg, cultivó su vocación de soprano al tiempo que cursaba estudios pedagógicos para ejercer de profesora. Entre las bambalinas de la ópera descubrió el poderío de los idiomas, cuando colegas checos o polacos empezaron a requerir su ayuda en busca de la perfecta dicción en alemán o simplemente para rellenar los impresos oficiales.

A esta profesora sus alumnos le han enseñado a romper estereotipos

En aquel tiempo, ya soñaba con vivir en Londres, fascinada por la imagen tópica de la niebla, el puente de la Torre y una reina cuyo trono se asentaba en una verdadera democracia. "Pero viajar era imposible para nosotros. Destinos como Checoslovaquia, Hungría o Bulgaria eran nuestro único horizonte". El derribo del muro, en 1989, trajo consigo la libertad de expresión y de traspasar las fronteras antes vetadas. Aunque su primera aspiración consistía en pertenecer a una Alemania unida, hoy se declara "orgullosa de ser europea". Valora por encima de todo el poder trabajar y vivir por un tiempo ilimitado en otro país de la UE sin necesidad de permisos.

Una vez instalada en la ciudad del Támesis, halló el sustento y una pasión en la enseñanza del alemán. "Las ideas y contextos diferentes de mis alumnos me enriquecen. He aprendido con ellos a cuestionar los estereotipos (nacionales) y a considerar individualmente a cada persona". Por eso nunca establece una línea divisoria entre el norte y el sur de Europa, ni cree "tener más en común con un holandés que, por ejemplo, con un español".

Si muchos alemanes consideran hoy una rémora a los socios periféricos de la UE, Gössel no se deja intimidar por los estragos de la tormenta financiera. "En Alemania oriental sufrimos la carencia de los productos básicos y esas dificultades forjaron una solidaridad que no veo en los alemanes del oeste". Entiende, sin embargo, el tremendo esfuerzo realizado por estos últimos para integrar a los orientales en su economía. "Y ahora, con la crisis del euro, comprueban que no habrá más dinero".

En estos tiempos de crisis, Gössel se topa casi a diario con el retrato de Merkel en la prensa. Como mujer, valora "su éxito en el ámbito de la política dominado por los hombres" y, como alemana, respeta "su decencia, autenticidad y trabajo duro. Creo que realmente quiere que todo funcione".