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Reportaje:breakingviews | Laboratorio de ideas

España SA, a la espera del cambio

El mercado confía en que Rajoy sea menos intervencionista que Aznar

La llegada de un nuevo jefe siempre produce desasosiego. El papel que el nuevo gobierno de España desempeñará en el mundo empresarial no está claro después de la abrumadora victoria del Partido Popular de Mariano Rajoy el pasado domingo. A diferencia de los socialistas que ahora dejan el Gobierno, el partido conservador destacó por su fuerte intervencionismo en la etapa de los noventa hasta 2004. Pero España ha recorrido un largo camino desde entonces. Y Rajoy debería estar demasiado ocupado estabilizando la economía como para marear mucho la perdiz en las salas de juntas de empresas.

Durante la presidencia de José María Aznar, que llegó al poder en 1996, se decía que no pasaba nada importante en las principales empresas de España sin que el gobierno diera su opinión. Sin embargo, se realizaron importantes privatizaciones que allanaron el camino para la entrada del país en el euro. Cuando a los socialistas les llegó el turno de gobernar, en 2004, mantuvieron un perfil más bajo, y la mayoría de los capitanes de la industria conservaron sus cargos después de que José Luis Rodríguez Zapatero se convirtiera en primer ministro (salvo por un intento chapucero de sustituir al presidente del BBVA y el cambio en Repsol).

El nuevo Gobierno no será una repetición del de la década de 1990. Es verdad que mucho dependerá de la personalidad de los ministros de Economía e Industria, cuyo nombramiento todavía no se ha hecho público. Pero a Rajoy se le considera más independiente y precavido que su predecesor en el partido. Y tendrá cosas más importantes que hacer que intentar colocar a los amigos en los niveles empresariales más altos. Es más, gracias a la privatización de la década de 1990, las principales empresas de España están ahora firmemente en manos del sector privado.

A pesar de ello, sería ingenuo pensar que el cambio de guardia política no tendrá ningún impacto en los consejos de administración. Las empresas más vulnerables son aquellas con amplios núcleos de accionistas interesados en mantener vínculos estrechos con el Gobierno. Sin duda, habrá una fuerte supervisión estatal en el sector de la energía, que necesita una revisión para reducir costes.

Pero la banca será la principal prioridad. Rajoy ya ha exigido una mayor reestructuración, la cual requerirá más capital estatal. El Gobierno, junto con el Banco de España, tendrá que meterse a fondo en el proceso. Pero tendrán que ceñirse a las reglas. Los inversores pueden consolarse pensando que la mirada de los mercados estará clavada en el nuevo equipo.

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