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Reportaje:

Egipto se estanca

Las perspectivas económicas del país empeoran ocho meses después de la caída de Hosni Mubarak

Egipto necesita estabilidad política para iniciar el camino de la recuperación financiera. La frase, repetida por toda la comunidad internacional, refleja la preocupación por una economía que no ha hecho más que empeorar desde la caída del régimen de Hosni Mubarak en febrero. La ausencia de un Gobierno definitivo que realice las reformas necesarias lastra un aparato productivo que este año solo crecerá un 1% frente al 5,1% de 2010. Las elecciones parlamentarias de este fin de semana son solo el primer paso para alcanzar la tranquilidad que demandan inversores y mercados. Pero sigue siendo necesaria una línea económica definitiva que emane de unas elecciones democráticas.

Para ello, los analistas y organismos internacionales coinciden en que es vital que se realicen estos comicios y que con ello se terminen las protestas de las últimas semanas para pedir la salida del Gobierno provisional de los militares. Esta semana se ha anunciado la convocatoria de elecciones para elegir Gobierno, pero la fecha anunciada, julio de 2012, se antoja demasiado lejana dada la urgencia de las medidas. En estos momentos, la economía egipcia carece de financiación exterior y la mayoría de sus recursos se están destinando a subsidios en vez de apuntalar el alicaído sistema de producción.

El 33% del gasto público se destina a subsidios, y el 22%, al pago de intereses

El turismo se recupera lentamente, los inversores extranjeros no regresan al país y no hay claridad en las ayudas internacionales. El Gobierno provisional rechazó un préstamo de 3.000 millones de dólares del FMI, mientras que las ayudas extraordinarias por 9.000 millones prometidas por Estados Unidos y el G-8 se encuentran congeladas. Esta situación ha forzado al Gobierno a destinar importantes recursos a mantener la cotización de su moneda local. Entre enero y octubre de este año, las reservas han caído un 38% hasta los 22.100 millones.

El problema es que además el Ejecutivo ha realizado una política de gasto expansiva. El propio titular de Finanzas, Hazem el Beblawi, dijo hace unas semanas que el 33% del gasto público se destina a subsidios, y el 22%, a los pagos de intereses sobre la deuda, lo que en nada ayuda a aliviar las finanzas del país. El déficit fiscal podría rozar el 10% este año, frente al 2,7% previsto a comienzos del mismo, mientras el déficit por cuenta corriente crece considerablemente.

De hecho, las agencias de calificación de riesgo han perdido la confianza en Egipto. Standard and Poor's, Moody's y Fitch bajaron la nota a la moneda egipcia a lo largo de octubre. Las tres agencias han advertido un empeoramiento en las condiciones económicas desde los levantamientos contra el presidente Hosni Mubarak, a comienzos de 2011. Las dudas tienen que ver con que la transición está llevando más tiempo de lo esperado y que no hay certezas de la llegada de un Gobierno con el suficiente peso para liderar la transición política y económica.

Con todo, los pronósticos de crecimiento son diversos. El Ejecutivo es más optimista y apuesta por un 2,6%, frente al 1,2% previsto por el FMI para este año y el 1,8% en 2012. Pero todo dependerá de las necesarias reformas y del nuevo Ejecutivo. Entre los cambios que piden los analistas se encuentra el fin de las subvenciones a los combustibles y una importante reestructuración de los impuestos para que las grandes empresas y las rentas altas comiencen a pagar según su verdadera situación financiera. -

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