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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Andy Rooney, comentarista en el Olimpo de la televisión

El periodista mantuvo durante 33 años un espacio en el programa '60 minutos' de la estadounidense CBS

Sus comentarios televisivos eran la antítesis de todo lo que hoy en día triunfa en televisión, en España y en Estados Unidos. Con la apariencia de un filósofo, la dicción de un viejo profesor y la gravedad de los veteranos periodistas que ya escasean, Andy Rooney se mantuvo 33 años en 60 minutos, uno de los informativos más vistos de la televisión norteamericana. Es más: era imprescindible en aquel espacio. Cuando la CBS le suspendió de empleo y sueldo en 1990, tuvo que devolverle a la parrilla inmediatamente, por el descenso de la audiencia.

Andy Rooney (Albany, Nueva York, 1919) falleció el viernes a los 92 años, por complicaciones de una operación, según confirmó ayer la cadena CBS. Su mujer, Marguerite, había muerto en 2004. Deja a cuatro hijos. Para los periodistas televisivos, el programa 60 minutos es un Olimpo. Allí trabajan o han trabajado los mejores: Walter Cronkite, Diane Sawyer, Dan Rather, Christiane Amanpour, Charlie Rose, Katie Couric. Aparecer en él es un honor. Y en ese anacronismo televisivo, en el tiempo de las noticias de 30 segundos, los gritos en los platós y la telerrealidad, a Rooney se le permitía hablar de lo que le diera la gana.

Sin él, suspendido de empleo y sueldo en 1990, la audiencia se vino abajo

No es una exageración. Hablaba, en espacios de entre dos y tres minutos (más de lo que se da a noticias importantísimas en cualquier informativo español), sobre el algodón que se pone dentro de los botes de farmacéuticos, el papel higiénico, la Navidad, las visitas familiares o su perro, por ejemplo. Sus breves segmentos eran llamadas al sentido común, escritas con una aguda ironía. En una época de escritores para televisión, Rooney era un escritor a pesar de la televisión. También hablaba de política, como hizo en noviembre de 2008.

"Ninguna elección ha sido tan importante como la que acabamos de vivir, en la que hemos elegido a Barack Obama como presidente", dijo entonces. "Estoy orgulloso de ser americano, pero siempre me molestan los charlatanes que no paran de repetir que somos la mejor nación del mundo... aunque yo opino que eso es cierto. El hecho de que los habitantes de esta nación, un 80% de los cuales son blancos, hayan elegido a un hombre negro para ser su líder, solo porque creen que es la mejor opción, me lleva a pensar que tenemos todo el derecho del mundo de estar orgullosos".

A algunos les sorprendió esa progresista defensa de la reconciliación racial. En 1990, la CBS le había suspendido de empleo y sueldo durante tres meses, por pronunciar, en un programa navideño, las siguientes frases: "Muchos de los males que nos acosan los creamos nosotros mismos. Demasiado alcohol, demasiada comida, las drogas, las uniones homosexuales, los cigarrillos. Todo eso provoca la muerte prematura". Luego, la revista gay The Advocate le atribuyó otra cita en la que decía que los negros tienen "peores genes", algo que él negó haber dicho.

Las audiencias de 60 minutos descendieron un 20% durante su ausencia. Miles de cartas llegaron a los ejecutivos de la CBS pidiendo su restitución. Rooney, además, pidió perdón por ofender a los homosexuales y negó insistentemente que fuera un racista. Ante la presión de los anunciantes, la cadena le permitió volver un mes después de la suspensión. Se mantuvo en antena, fielmente cada semana, hasta su jubilación, el 2 de octubre de este año. En su última aparición, dijo: "No hay mucha gente en el mundo que sea tan afortunada como yo lo he sido... Durante todos estos años se me ha pagado por decir en televisión lo que me pasa por la cabeza. No se puede tener mayor fortuna en la vida".

El periodista Andy Rooney en su oficina de Nueva York en 1978.
El periodista Andy Rooney en su oficina de Nueva York en 1978.CARLOS RENE PEREZ (AP)

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