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Entrevista:DAVID ALBELDA | Centrocampista del Valencia | LIGA DE CAMPEONES | Tercera jornada

"Tengo el ritmo de uno de 21 años"

David Albelda (La Pobla Llarga, Valencia; 1977) ha ido imponiéndose a una larga lista de sustitutos en sus 14 años en el Valencia: Sissoko, De los Santos, Sunny, Maduro, Topal... Para definirlo, Pep Guardiola dijo que, mientras su equipo atacaba, él ya pensaba en cómo defenderlo. El único superviviente de la época más dulce del club de Mestalla vive un momento de paz, la tranquilidad de haberlo superado todo. Hasta un enfrentamiento con un presidente, Juan Soler, que le apartó medio año sin darle explicaciones. Ahora, a los 34, ha recuperado el liderazgo en un Valencia muy tierno, necesitado hoy de la victoria sobre el Bayer Leverkusen en el duelo de ambos por el segundo puesto, tras el Chelsea.

Pregunta. ¿Por qué ha vuelto a la capitanía? ¿Por vanidad o por responsabilidad?

Respuesta. Porque me lo pidieron personas importantes del club y porque la plantilla es muy joven.

P. En diciembre de 2007, Ronald Koeman, el técnico de entonces, apartó del equipo a Cañizares, Angulo y usted. ¿Sabe ya por qué?

R. Nadie nos ha dado ninguna razón. Pasé de ser titular a la prisión. Cuando tienes una vida deportiva larga, es normal que haya altibajos. Pero no esa experiencia tan mala. Angulo tuvo un comportamiento exquisito. Lo peor no es lo que me pasara a mí, sino al Valencia. Ser el máximo accionista de una sociedad [en aquel momento, Juan Soler] no te da derecho a destruirla. ¿Dónde está la Champions que iban a traer al estadio nuevo

[cuyas obras están paradas desde febrero de 2009]? ¿Dónde está Porxinos

[una nueva ciudad deportiva pendiente de construcción]?

P. Usted denunció al club por marginarlo y Mestalla estuvo silbándole durante meses. ¿Cómo lo superó?

R. Aislándome y concentrándome al máximo. Se pasa mal, pero te sirve para mejorar. Debes tener carácter y personalidad. Un día salí los 20 minutos finales y [Unai] Emery, al acabar, me dijo: "Has estado bien". Pues... claro, como que salí a jugar con el culo apretado.

P. ¿Qué le motiva?

R. Dar un gran rendimiento, competir, sentirme bien..., pero sin angustia. Ahora la presión la vivo de otra manera, con menos miedo, con más tranquilidad. Será porque me encuentro bien, al mismo ritmo que uno de 21 años. Esta es una empresa al revés: cuanto más tiempo estás, más tienes que demostrar que estás preparado. El currículo no sirve de nada. Solo, el presente.

P. ¿Tiene un físico privilegiado?

R. Sí. Además, me he cuidado mucho. Antes comía un 90% de carne y ahora tomo pescado, legumbres, pasta... Lo noto en la digestión. En verano, no paro de hacer ejercicio. Quiero dar un gran rendimiento hasta el último día, retirarme sintiéndome útil. Me apunté una frase que leí al padre de Forlán: "Hay que dejar el fútbol antes de que él te deje a ti".

P. ¿Qué le parece el Levante?

R. Sorprendente y extraordinario. Nadie pensaba que diera estas sensaciones. Es una reivindicación de la experiencia y del oficio, sobre todo en la defensa.

P. Usted se ha quedado como el único veterano del Valencia.

R. Estoy poco acompañado en eso. Es una plantilla muy joven, en progresión, muy lejos de su tope. Rami, por ejemplo, acaba de debutar en la Champions.

P. ¿Qué es la táctica?

R. Es la manera como uno quiere afrontar el juego y contrarrestar al contrario. En mi posición, quien más me ha gustado ha sido Makelele. A la afición le gustaba poco, pero después le echaron de menos cuando buscaron a Pablo García o Gravesen.

P. ¿Cómo ordena la presión?

R. Hay que tener en cuenta dos factores. Uno es la distancia respecto al rival. Otro, la precisión con la que llega el pase. Si este no es preciso, te puedes adelantar. El Barça es el más difícil por la precisión y porque con el uno contra uno te pueden hacer recular hasta tu área. Mi función de tantos años ha sido estar cerca de todos para comunicarme.

P. ¿Quién fue el entrenador más importante?

R. Claudio Ranieri en su primera época. No porque me beneficiase a mí, sino porque instaló la cultura de lo táctico y lo físico que después nos daría éxitos tanto con Héctor Cúper como con Rafa Benítez. Ha habido una continuidad hasta hoy, salvo en la etapa de Soler y Koeman. En las dos finales de la Champions perdidas yo era muy joven: en la primera [2000], el Madrid era mucho más experto; la segunda [2001] estuvo muy igualada con el Bayern, pero caíamos en los penaltis.

P. Mestalla trató mal a Cúper.

R. También a Benítez meses antes de que ganara la Liga. En el Valencia y, en general, en España no existe la cultura de creer en el entrenador. En la Premier está por encima de los resultados. Ahora, sí: la gente de Mestalla ha aceptado la situación económica del club y ha entendido la venta de los jugadores.

P. ¿Añora algún periodo?

R. Aquel en el que ganábamos títulos. La primera Liga [2002] fue la mejor. Me pilló por sorpresa. De la segunda [2004] tengo la imagen bajando del avión de Sevilla con la copa. Era un estilo menos atractivo, pero más consistente. Ahora intentamos más movimientos. Entonces con una ocasión ganábamos. Aquellas Ligas las conseguimos con 76 puntos. Con eso ahora solo entraríamos en la Champions. El bipartidismo es mucho más fuerte.

P. ¿Qué queda del chico de 15 años que llegó del pueblo?

R. Poco. No era tan defensivo porque estaba por hacerse mi constitución física. Hasta que Ranieri me hizo debutar en Zaragoza como mediocentro.

P. ¿Influyó el ciclismo en su carrera?

R. No. Mi tío Paco corrió el Tour y mi padre la vuelta a Guatemala. Fueron profesionales. Mi hermano y yo seguimos mucho el ciclismo desde dentro, pero nos dio por el fútbol.

P. Llegó a ser 51 veces internacional. ¿Qué le pasó en el Mundial de 2002?

R. Nunca lo supe. Los médicos surcoreanos me hicieron aquel diagnóstico

[torsión testicular], pero los españoles no estaban de acuerdo. Tuve un sangrado y no pude continuar. Cuando dejé de ir a la selección , llevábamos ya 16 partidos invictos y con victorias en Francia e Inglaterra gracias al gran trabajo de Luis Aragonés. A Xavi y a Puyol ya se les veía adónde podían llegar. Los que me han sorprendido son Pedro y Busquets, que pasaron casi de Tercera a ser campeones del mundo.

P. ¿Qué sabe del Leverkusen?

R. Todos, menos Gonzalo Castro, pasan de 1,80 metros y son ágiles. La gente cree que es un rival fácil, pero no lo es.

David Albelda posa en una calle de Valencia.
David Albelda posa en una calle de Valencia.JORDI VICENT

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