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El IBI y las tasas, parche municipal

Los Consistorios buscan más ingresos con subidas de impuestos y el cobro de servicios antes gratuitos - Badalona, a contracorriente pese a su deuda

Cristina Delgado

Los Ayuntamientos preparan los tributos a los que sus ciudadanos deberán hacer frente a partir de 2012. Con buena parte de los Consistorios en una situación financiera complicada por la crisis, en pleno ajuste de gastos y de personal, toca también maximizar ingresos. La gran mayoría opta por subidas en el impuesto de bienes inmuebles (IBI) y tasas como la de la recogida de basuras. También buscan el modo de cobrar por servicios que antes subvencionaban las arcas públicas. A pesar de que la tónica general es de subidas, siempre hay excepciones, como Badalona, que asegura que rebajará los pagos.

Barcelona deberá aprobar esta semana su ordenanza fiscal. Lleida ha optado por una combinación de medidas al alza. Según sus ordenanzas fiscales, el pago por IBI, impuestos de vehículos y basuras sube alrededor del 3,3%, por debajo del IPC. Lo que aumentará notablemente son los costes por matrícula en guarderías municipales y escuelas de música, ya que según el alcalde, Àngel Ros (PSC), hay que compensar los recortes de la Generalitat en estos apartados. La escuela de arte, por ejemplo, costará el año próximo 400 euros, frente a los 311 de este curso.

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No es el único municipio que toma este camino: en Sitges (Garraf), con 1.281 de euros de deuda per cápita, bajo el mandato de su nuevo alcalde, Miquel Forns, de CiU, se ha instaurado una nueva tasa de basuras de 140 euros al año por finca urbana. La alcaldesa de Tossa de Mar (Selva), Gisela Saladich (Tossa Unida), no vio otro modo de compensar el endeudamiento (1.873 euros per cápita) que subir el IBI el 54%. Mataró también subirá este tributo más del 30%, pero cabe destacar que el tipo impositivo actual, del 0,39, era el más bajo de toda Cataluña.

"El margen [de subir impuestos] depende de cada municipio. En general, el referente es el IPC, que ahora ronda el 3%", señala el socialista Manuel Bustos, presidente de la Federación de Municipios de Cataluña y alcalde de Sabadell.

En varios municipios, los gobiernos no han incrementado el IBI, pero aun así aumentan sus ingresos gracias a este impuesto porque se benefician de una revisión catastral. La ley recomienda que en los municipios se actualice el catastro aproximadamente cada 10 años. Esto, en la práctica, supone revisar el valor de las viviendas al alza porque cuanto más alto sea el valor castastral, más deberá pagar el dueño en concepto de IBI. La subida de valor se reparte en años posteriores, para que el aumento de impuestos sea progresivo. Ese es el caso de Igualada: el Ayuntamiento no subirá este año el IBI, pero los ciudadanos pagarán un 5% más porque hubo revisión catastral en 2010.

La actualización del valor de las viviendas, sin embargo, no se ha realizado en todos los municipios. De hecho, según datos de la Dirección General del Catastro, en Martorell la última revisión data de 1987. Decenas de municipios tarraconenses, como L'Espluga de Francolí, Ulldecona y Vilanova de Prades, hace más de 11 años que no revisan el valor oficial de sus viviendas. "Es un problema y un flaco favor a los municipios", señala Joaquim Solé Vilanova, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Barcelona. "Supone un agravio comparativo entre municipios", afirma Solé, ya que muchos tributos son más elevados si el catastro está actualizado. Lo adecuado, señala Solé, sería que se realizara la revisión de oficio.

Pero la Dirección del Catastro, que depende del Ministerio de Economía y Hacienda, no tiene incentivos para llevarla a cabo por iniciativa propia, ya que el beneficio de revisar el catastro revierte solo en las arcas municipales (a través del IBI y otros impuestos) o de la Generalitat (que usa este indicador, por ejemplo, para el impuesto de transmisiones, entre otros). Los alcaldes serían, pues, quienes deberían exigir la actualización del catastro, pero se traduciría en una subida de impuestos y quizá en el disgusto de sus convecinos.

Al margen de dicha revisión, ¿cuál sería la manera más adecuada de mejorar sus ingresos? Solé Vilanova subraya que "cada municipio es un mundo y, por tanto, no hay una única fórmula". Algunas localidades con impuestos ya altos cargan, sin embargo, con servicios no obligatorios que sufragan, como fiestas populares, escuelas de música o guarderías, cuyas tasas se podrían replantear. "Después de las elecciones de noviembre, probablemente veremos más cambios", apunta.

Algunos alcaldes, en medio de las subidas, se han desmarcado en determinados tributos. Es el caso de Viladecans, donde han rebajado los impuestos para las terrazas de los bares el 12%, en compensación por la ley antitabaco. Pero es el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol (PP), quien nada a contracorriente. A pesar de que el municipio carga con una deuda de más de 100 millones de euros, anunció rebajas en el impuesto sobre vehículos y el de construcciones, instalaciones y obras, y señaló que el objetivo es que las familias tengan más medios para reactivar la economía.

Los impuestos municipales, recuerda Solé, son en general reducidos, especialmente si se comparan con las imposiciones estatales, como el IRPF. "El IBI todavía tiene mucho recorrido", opina, especialmente en las localidades donde rigen los tipos impositivos más reducidos. "Muchos municipios ya estaban mal antes de la crisis. Ahora hacen servir créditos a corto plazo. Si no suben impuestos y tampoco recortan servicios..., nadie les dará financiación", advierte. "¿Activar la economía bajando impuestos? Los impuestos municipales deben servir para garantizar recursos, porque solo así se puede ayudar a los emprendedores o garantizar servicios. Si se suben en referencia al IPC, no crece la presión fiscal y se permite a escuelas y servicios de limpieza seguir funcionando", zanja Bustos.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.

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