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El aire limpio, cuestión de todos

La contaminación del aire en las zonas urbanas es un problema grave y antiguo, que va presentando retos cambiantes a medida que evolucionan las actividades y varían las regulaciones. Con el tiempo, hemos ido superando problemas como la contaminación de origen industrial, de plomo y derivados del azufre, que llegaban a unas cotas que hoy consideraríamos escalofriantes.

La calidad del aire en la conurbación de Barcelona es indiscutiblemente mejor que en décadas pasadas. A lo largo de este tiempo, se ha puesto de relieve que la aplicación de políticas ambientales comporta resultados palpables en la calidad del aire. Un contaminante que se resiste de forma persistente, en Barcelona y en todas las metrópolis europeas, es el dióxido de nitrógeno, generado principalmente por la movilidad.

Para mejorar la calidad ambiental del aire en beneficio de la salud de las personas y para cumplir la normativa europea, el Gobierno de Cataluña impulsa el Plan de Actuación para la Mejora de la Calidad del Aire 2011-2015. Este plan, que afecta a cuatro millones de personas, ha sido objeto de un intenso proceso de participación pública. El proceso de elaboración ha contado, además, con el apoyo de un consejo científico de expertos en física del aire y salud pública.

El conjunto de medidas que contiene el plan incidirán de lleno en el cambio del modelo actual de movilidad urbana. Las áreas de congestión deben optar por un modelo alternativo de movilidad y esto entra de lleno en el campo de acción concertada de Estado, Generalitat y entidades locales.

La Administración General del Estado debe cumplir sus compromisos de modernización de la red ferroviaria de cercanías para que los ciudadanos puedan considerar el transporte público ferroviario como una alternativa útil y fiable.

La Generalitat está creando nuevas infraestructuras de movilidad -como los carriles Bus-VAO- y una amplia gama de estímulos, como las rebajas en peajes para vehículos menos contaminantes. La unificación de las competencias de movilidad y calidad del aire en el Departamento de Territorio y Sosteniblilidad pone de relieve el compromiso del Gobierno catalán en esta materia.

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Los municipios dispondrán de nuevos instrumentos, ahora inexistentes, como las zonas urbanas de atmósfera protegida, para gestionar la mejora de la calidad del aire en los cascos urbanos mediante la regulación y limitación del tráfico.

Empresas y grandes operadores, como el puerto y el aeropuerto de Barcelona, han de incorporar normativa cada vez más exigente en materia de contaminación, al tiempo que se abre la posibilidad de acuerdos voluntarios, que han reportado excelentes resultados, como en el caso del sector del cemento.

El plan prevé también la adopción de medidas especiales en situaciones meteorológicas adversas que puedan propiciar la aparición de episodios ambientales de contaminación que requieran actuaciones más contundentes, entre las cuales figuran la regulación de la velocidad y la disminución de focos emisores, como las centrales de ciclo combinado.

Que nadie se llame a engaño. El Plan de Calidad del Aire 2011-2015 no está basado en la candidez o el voluntarismo, ni aplaza ningún problema. Soy muy consciente de los beneficios para la salud pública que comporta un aire más limpio. Es más, una vez superados los problemas actuales, deberemos plantearnos nuevos horizontes más exigentes.

Tampoco es un plan que busque notoriedad mediante medidas estrella de gran repercusión mediática que han resultado ineficaces a la par que han generado confusión y rechazo social. Una información clara y transparente es fundamental, tanto para evitar alarmismos entre la población como para obtener mayor implicación social.

Es un plan realista, riguroso y valiente, que respeta la autonomía de los municipios. Un plan transversal en el enfoque y sectorial en la ejecución, y que establece, a la par, claras obligaciones y deja un margen para la corresponsabilidad social.

Lluís Recoder i Miralles es consejero de Territorio y Sostenibilidad.

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