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Goles desde el balcón o la barra del bar

Con la de ayer, son ya dos las jornadas en las que para retransmitir los partidos los informadores se ven obligados a recurrir a toda clase de estratagemas. Su objetivo es que los radioyentes noten lo menos posible las consecuencias del enfrentamiento de las emisoras y la Liga de Fútbol Profesional.

Para ello, han recurrido a alquilar balcones próximos a los estadios o retransmitir la emoción del público ante los goles o las decisiones arbitrales polémicas observando a los aficionados en los bares, como hizo Radio Nacional de España. También ha habido quien ha vibrado con el juego desde un estudio dotado de varias pantallas de televisión. Pero el truco más empleado ha sido el de sacar la entrada en ventanilla como un espectador más y retransmitir desde el teléfono móvil.

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A pesar del esfuerzo y la buena voluntad, algunos informadores lo han pasado mal. En el estreno de la Liga actual, Carlos Vicente, periodista de la SER, entró en casa de una vecina para narrar el Barcelona B-Villarreal B. El gol de los del submarino amarillo no lo vio. Pidió disculpas a la audiencia y se lamentó de que desde cualquiera de las ventanas solo alcanzaba a ver lo que ocurría en una parte del campo. En el Valencia-Racing de Santander, el periodista de Onda Cero hizo su trabajo desde la tele del salón de su casa, enfadado porque se les propusiera firmar un compromiso de silencio en las puertas del Mestalla. En Granada, algunos guardias persiguieron a los informadores que se habían camuflado entre el público.

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