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Ola de cambio en el mundo árabe | El conflicto libio

El mundo da la bendición a la nueva Libia

Sarkozy anuncia el fin del embargo internacional para las autoridades rebeldes - La OTAN mantendrá los bombardeos mientras Gadafi siga siendo una amenaza

Antonio Jiménez Barca

Casi seis meses después de que Nicolas Sarkozy anunciara solemnemente desde el Elíseo el comienzo de los bombardeos aliados para neutralizar las defensas de Muamar el Gadafi, París acogió ayer de nuevo una conferencia internacional, convocada para perfilar la Libia del futuro sin el dictador, aún escondido y sin rendirse. El presidente francés anunció que el conjunto de países reunidos reclamará el desbloqueo de los fondos libios almacenados en bancos y en propiedades en el extranjero. De forma inmediata serán liberados 15.000 millones de dólares (unos 11.000 millones de euros), de un total de 50.000 millones, que se estima intervenidos o bloqueados en el extranjero. Además, se acordó que la OTAN mantendrá los bombardeos mientras Gadafi sea una amenaza.

El presidente francés anuncia el desbloqueo de 11.000 millones
Rusia reconoce la legitimidad del Consejo Nacional de Transición
Clinton afirma que el futuro del país pasa por desterrar las represalias
La UE levanta las sanciones a puertos, firmas energéticas y bancos libios

Será la ONU la que deba dar el permiso para que los fondos requeridos terminen en manos de los representantes del Consejo Nacional de Transición (CNT), el órgano político de los rebeldes libios que se han hecho con casi todo el territorio del país. Por lo pronto, Francia, Estados Unidos y Reino Unido ya han asegurado haber recibido el visto bueno para enviar 1.500 millones de euros cada uno a fin de que el CNT pueda iniciar cuanto antes la reconstrucción de un país devastado tras más de seis meses de guerra, con falta de agua en las ciudades y con los hospitales en una situación alarmante, como aseguró ayer el secretario general de la ONU, también presente en París, Ban Ki-moon. El dinero también servirá para pagar a los funcionarios, que llevan meses sin cobrar, y para que comience a funcionar la maquinaria estatal. En una palabra: para que el país eche a andar.

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Antes será preciso liquidar la guerra, que aún da coletazos. Sarkozy y David Cameron añadieron que los ataques de la OTAN a las defensas y a las instalaciones militares de las bolsas de resistencia pro-Gadafi proseguirán hasta que desaparezca la "amenaza para el pueblo libio". "Decenas de miles de vidas han sido salvadas gracias a la intervención", afirmó Sarkozy. "La OTAN y nuestros aliados continuarán las operaciones mientras sea necesario proteger a los civiles", añadió el primer ministro británico, que junto al presidente francés impulsó la operación militar occidental para apartar a Gadafi del poder.

La Conferencia de Amigos de Libia estaba preparada para procurar, de paso, al Consejo Nacional de Transición los medios económicos necesarios para iniciar la reconstrucción. Al lado de Sarkozy y Cameron se encontraban los dos principales líderes del nuevo Gobierno libio. De forma que esta conferencia mundial ha servido también para procurar por primera vez a este organismo, reconocido ya internacionalmente casi de forma unánime -Rusia lo hizo ayer, poco antes de que comenzara la cumbre-, una tribuna planetaria. El presidente del CNT, Mustafá Abdel Yalil, aseguró que el pueblo libio es un pueblo musulmán comprometido con la libertad y con la democracia. Y apeló al perdón y a la reconciliación entre las dos facciones enfrentadas. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, también insistió, antes de reunirse con el resto de las delegaciones, en que el futuro del país pasaba por desterrar las represalias. Toda la comunidad internacional parece decidida a evitar una transición sangrienta como la que asoló Irak. Cameron, el otro vencedor diplomático de la jornada, junto a Sarkozy, subrayó, por su parte, que es el pueblo libio "el que se ha liberado por sí mismo".

De este modo terminaba una cumbre que venía precedida por el anuncio, desde Bruselas, del levantamiento del embargo por parte de la Unión Europea a los puertos y las empresas petrolíferas, energéticas y bancarias libias. Este embargo, según especificaba la alta representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, quedará sin efecto a partir de hoy. De este modo, la economía paralizada de Libia también podrá comenzar a rodar en breve.

La cumbre levantó especulaciones sobre quién se hará con el pastel petrolífero de un país rico asentado sobre un territorio que atesora las mayores reservas de África, que actualmente es el cuarto productor de este continente y que, antes de la guerra, exportaba el 80% de su producción a Europa.

Francia, el país que primero reconoció al CNT y que ha jugado un papel clave y determinante en el desarrollo de la operación militar, va a forzar su papel de aliado de primera hora de las nuevas autoridades. El diario francés Libération reproducía, además, en su edición de ayer una supuesta carta del CNT fechada el 3 de abril de 2011, esto es, 13 días después de que comenzaran los ataques aéreos de la OTAN contra las fuerzas de Gadafi, en la que se reconocía que, tras la victoria de los rebeldes, Francia contaría con el 35% de la producción de petróleo libio. La razón está clara: "[Este acuerdo se establece] en contrapartida por el reconocimiento de Francia de nuestro Consejo como representante legítimo de Libia". Tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores francés como el CNT han asegurado "desconocer" ese acuerdo. Un portavoz del organismo libio añadió posteriormente, poco antes de que comenzara la cumbre, que "no habrá favoritismo político" a la hora de conceder contratos petrolíferos.

Nicolas Sarkozy (derecha), junto al <i>número dos</i> del Consejo Nacional de Transición libio, Mahmud Yibril, y el presidente del mismo, Mustafá Abdel Yalil, durante la foto de familia de los participantes en la Conferencia de Amigos de Libia celebrada ayer en París.
Gadafi, el pasado 10 de abril en Trípoli.
Nicolas Sarkozy (derecha), junto al número dos del Consejo Nacional de Transición libio, Mahmud Yibril, y el presidente del mismo, Mustafá Abdel Yalil, durante la foto de familia de los participantes en la Conferencia de Amigos de Libia celebrada ayer en París. Gadafi, el pasado 10 de abril en Trípoli.LIONEL BONAVENTURE (AFP)LOUAFI LARBI (REUTERS)

Claves de la Conferencia en París

- Delegaciones de 60 países y organismos internacionales se reunieron ayer en París para discutir el futuro político y económico de Libia tras seis meses de guerra. El encuentro se produce el mismo día en que Gadafi debía haber celebrado el 42º aniversario del golpe de Estado que le llevó al poder.

- Las empresas pertenecientes a los sectores de la energía, la construcción y las telecomunicaciones son las que tienen más posibilidades de participar en la reconstrucción del país norteafricano.

- El Gobierno rebelde ha prometido premiar a las compañías de los países que han tenido un papel importante en la operación de la OTAN en Libia. Esto deja en un lugar poco ventajoso a China y Rusia, que se abstuvieron en la votación del Consejo de Seguridad que aprobó la operación. "El objetivo es pasar página y respaldar a la nueva autoridad", afirmó ayer una fuente del Gobierno francés a Reuters.

- Hasta el momento 60 países han reconocido al Consejo Nacional de Transición (CNT), el Gobierno de los rebeldes libios creado el 27 de febrero al calor de la revuelta contra el régimen de Muamar el Gadafi.

- Rusia ha sido uno de los últimos países en reconocer la legitimidad del Consejo Nacional de Transición. Lo hizo ayer.

- China, que estuvo presente en la reunión de París, volvió a admitir ayer "el papel considerable" del CNT en la reconstrucción de Libia, aunque sigue sin reconocer oficialmente a las nuevas autoridades.

- Argelia, que ha acogido a tres hijos de Gadafi y a su esposa, se declaró ayer dispuesta a reconocer a las autoridades de transición cuando formen un Gobierno representativo "de todas las regiones del país".

- A la reunión de París asistieron Silvio Berlusconi, Angela Merkel, David Cameron, Nicolas Sarkozy y la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton. También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. No acudió ningún representante de Sudáfrica, que dice estar descontenta con cómo se ha desarrollado la intervención en Libia.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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